Dentro del denominado “Plan de reactivación económica para la transformación”, el Gobierno Nacional en cabeza del Presidente Gustavo Petro ha sostenido que se trata de un plan de reactivación responsable y audaz no solo para crear riqueza sino para el cierre de brechas sociales y territoriales.
Ante las dificultades de caja para implementarlo, el gobierno lanzó su propuesta de “inversiones forzosas”, lo cual ni más ni menos, constituye una política económica que implementa un determinado gobierno para estimular la inversión en ciertos sectores específicos de la economía.
Ello en principio parece normal, hasta cuando se comprende que los recursos que se invierten en esos determinados sectores, son los que se captan de los ciudadanos, quienes partiendo de la Confianza y Buena Fe, que les asiste para con la entidad financiera a la que le han confiado sus recursos, esperan que esta los maneje con autonomía y racionalidad, características estas que pasan a un segundo plano, cuando es el Gobierno Nacional, el que decide en qué sectores se harán las denominadas inversiones forzosas, muy a pesar de que quienes han colocado sus ahorros y patrimonio, no precisamente sienten la aludida Confianza para con el Gobierno en funciones, frente al cual, muy por el contrario, tienen prevenciones como en la coyuntura actual, dada justamente la pésima gestión de la economía y la precaria ejecución, por no hablar de los escándalos de corrupción que dan cuenta de la malversación de recursos públicos.
Dirían dichos ahorradores !No cuidan lo público, menos cuidaran lo privado” porque como dicen: “lo que no nos cuesta, volvamoslo fiesta”.
Pues bien, en medio de tanta noticia mala y que genera preocupación, como la planteada por parte del Presidente Petro de emitir dinero esta semana, como ya lo había planteado en abril del año pasado, como si literalmente ello se tratara de un proceso en serie, y no en serio, justamente el pasado jueves, el presidente Gustavo Petro anunció que desistirá de su propuesta de inversiones forzosas, la cual había desatado un fuerte debate económico en el país. Esto luego de llegar a un acuerdo con los Bancos para destinar de forma “voluntaria”, 55 billones de pesos para créditos en sectores puntuales de la economía como son: vivienda, industria, manufactura, agricultura y turismo.
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Claramente aplaudimos todos los procesos de concertación que se desarrollen en la sociedad, aunque creemos que para llegar a este acuerdo, no había sido necesario ponerle la soga al cuello a las entidades bancarias, que de hecho, tienen una responsabilidad social, y otorgan créditos en dichos sectores puntuales. Otra cosa es que en algunos de dichos sectores, por ejemplo en materia de Vivienda, dichos créditos hayan tenido problemas de ser colocados, en la medida en que los recursos de los subsidios de vivienda no han fluido, como debieran, lo cual no se soluciona como por arte de magia, por cuenta de este acuerdo con los Bancos. Cómo quien dice, el ahogado no debe buscar río arriba.
Pero mientras esté proceso de concertación tenía lugar, en nombre de la Reactivación Económica, otra medida que propugna por la reactivación económica que fue adoptada por el Congreso de la República, como lo es, el Día Sin IVA, era objetada por el mismísimo Gobierno del Presidente Petro. Cómo enseña la sabiduría popular: “A Dios rogando y con el mazo dando”.
El día sin IVA, fue una medida impulsada por el Expresidente Iván Duque Márquez como estrategia para reactivar la economía en tiempos de pandemia por el virus COVID-19; lo que se buscaba con esta medida era incentivar el consumo, a partir del cual las personas compran productos sin el recargo que constituye el Impuesto al Valor Agregado, y los comerciantes incrementan sustancialmente sus ventas, percibiendo por ende utilidades extraordinarias los días que pueden vender los productos, sin el mencionado impuesto.
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Esta estrategia fue establecida inicialmente a través del Decreto 682 de 2020 la cual vio la luz, el día 19 de junio de dicho año, siendo este el primer día sin IVA en el País. Y aunque como medida de control y para incentivar el comercio a través de medios electrónicos, se determinó que los pagos se efectuarán a través de tarjetas débito y crédito, dicha medida fue un rotundo éxito, lográndose en en solo un día multiplicar por seis (6 ) las ventas históricas, esto en plena pandemia. Las ventas ascendieron a cinco (5) billones de pesos, beneficiando a los comerciantes en montos porcentuales que oscilan entre un 30% y hasta un 70%, lo cual contribuyó sin lugar a dudas a reactivar la economía.
Esta estrategia que logró gran reactivación económica, se fue ajustando de acuerdo a las necesidades económicas de los siguientes años 2021 y 2022 donde se implementaron 3 días sin IVA, distribuidos específicamente en fechas del año donde se podría registrar menor actividad económica. Es así como para 2022 los días sin IVA escogidos fueron el 11 de marzo, el 17 de junio y el 2 diciembre; para los dos primeros días se registró un repunte en el comercio minorista; sin embargo el tercer día sin IVA nunca llegó, pues por medio del Decreto 2357 del 30 de noviembre de 2022, es decir a solo dos días de iniciar el último día sin IVA, el Gobierno Nacional en cabeza ya en este entonces del Presidente Petro, a través del Ministro de Hacienda Jose Antonio Ocampo decide finalizar con esta iniciativa, argumentando que no era claro si estos ‘’festivos tributarios’’ traían más beneficios frente a sus posibles costos.
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La medida sorpresiva de cancelación del último día sin IVA de 2022, afectó de manera severa a comerciantes de todo el País, quienes como se dice en el argot popular se endeudaron y embodegaron con anticipación para adquirir suficiente mercancías, que les permitiera atender la disparada demanda de productos que al ser comercializados, les permitiría obtener jugosos dividendos; demanda extraordinaria está que no tuvo lugar, por cuanto al cancelarse el día 2 de diciembre de 2022 como día sin IVA, lo que en principio era una idea para beneficiarlos, los terminó perjudicando, pues muchos quedaron embodegados, esto es, con los productos parqueados y sin una comercialización tan rápida como la esperada.
En virtud de lo anterior, fue que a iniciativa del Senador Miguel Uribe Turbay de mi partido Centro Democrático, se presentó ante el Congreso de la República un proyecto de Ley, que pretende convertir el día sin IVA en una política de Estado y no de Gobierno, como medida clara e íntimamente relacionada con la reactivación económica, estableciendo tres días sin IVA durante cada año, estimulando así al mercado y la demanda, para que se vendan productos sin el impuesto al valor agregado.
Aprobado en sus cuatro debates reglamentarios en el Senado de la República y en la Cámara de Representantes, el Proyecto de Ley pasó a Sanción Presidencial, sanción que no fue otorgada por el Presidente Gustavo Petro de sancionarlo, y en cambio si, optó por devolver el proyecto al Congreso de la República con objeciones de Inconstitucionalidad e Inconveniencia.
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En honor a la verdad, lo malo del Proyecto para el inquilino de la Casa de Nariño, es que se trata de una idea del Expresidente Duque. Lo demás, es narrativa consignada en el escrito de objeciones, que en el caso de la Cámara de Representantes se pronunció el pasado de miércoles 28 de agosto, acogiendo el informe que desestima y rechaza las mismas, con lo cual, será la Corte Constitucional la que tenga la última palabra, determinando si le asiste razón al Presidente, o le asiste razón al Congreso, y por ende el ejecutivo se vería forzado a sancionar el proyecto, muy a pesar de su mezquina voluntad con el mismo.
Por lo demás, es claro que en el 2020 se implementaron estos auxilios tributarios por parte del gobierno nacional en un contexto de Emergencia Económica, Social y Ecológica en razón del COVID-19; no obstante, dentro del contexto de reactivación económica actual, este proyecto busca que estas estrategias económicas no sean implementadas como una medida de coyuntura o exclusivamente ante emergencias, sino como una herramienta e instrumento de impulso económico que ayude al crecimiento de la actividad comercial, en momentos en los que el Gobierno lo juzgue y considere oportuno.
Qué bueno hubiera sido, que con el novísimo espíritu conciliador que tuvo aparentemente el Gobierno Nacional con los Banqueros, lo hubiese tenido con el Congreso de la República, absteniéndose de objetar el proyecto de día sin IVA, o desistiendo de las objeciones. Al final del día, el proyecto lo que termina es estableciendo una facultad al ejecutivo con el verbo PODRÁ, lo que en últimas significa, que la implementación de dicha ley termina quedando sujeta a su decisión, si es que realmente le asiste al gobierno el interés de reactivar la economía, mejorando de paso los índices económicos en rojo, y sobre todo propendiendo por mejorar el desarrollo de nuestro País.
