En los últimos días se han presentado distintas opiniones acerca de la situación económica del país. Seguramente han visto cómo desde diferentes sectores se habla de cifras e indicadores que nos tratan de mostrar una radiografía clara sobre la misma.
Pues bien, hace una semana se realizó el ‘’Foro por la reactivación económica’’ en la ciudad de Manizales, en el que diferentes gremios y expertos se reunieron con el fin de fomentar estrategias para activar la economía. Al mismo foro se presentó el Presidente Gustavo Petro quien hizo varias propuestas sobre cómo él pretende reactivar la economía en el país. Entre sus propuestas están 1.) Llevar al país a la descarbonización y avanzar en energías renovables. 2.) Inversiones Forzosas y 3.) Una Reforma Tributaria.
En medio de su discurso sobre la descarbonización planteo que no se podía seguir siendo un país que económicamente se sostuviera del Petróleo y del Carbón, afirmando que la demanda del Carbón ha disminuido en los últimos años, lo cual es rotundamente falso.
Basta revisar el reciente informe de Julio de 2024 de la Agencia Internacional de Energía, con el que podemos darnos cuenta que los mercados del carbón se han estabilizado en los últimos años tras la incertidumbre de la crisis energética mundial, alcanzando su máximo histórico en cuanto volúmenes comerciales en 2023, y se espera un aumento del 1% al cierre de este año 2024. Aún con los esfuerzos de los países por implementar energías renovables, el carbón sigue siendo la principal fuente de energía para la generación de electricidad en el mundo, y según el mismo informe aún hace falta mucho camino para que se reemplace en su totalidad la energía proveniente del carbón por energía renovables.
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Claramente, la meta es que todos los países puedan llegar a Cero (0) en las emisiones de CO2, de gas carbónico, pero lo cierto es que dicha transición debe ser guiada para que no se desestabilice el mercado mundial energético y lleguemos a crisis energéticas aún peores de las que se han vivido en el mundo. Solo aquí en Colombia, pudimos experimentar recientemente con el Fenómeno del Niño la amenaza por el bajo nivel de los embalses, comprometiendo seriamente la generación de energía a través de las hidroeléctricas.
Claramente es importante en la transición para producir energías limpias, fomentar la innovación e ir implementando proyectos que entren a competir en el mercado sin dejar de garantizar la soberanía energética del país, y la prestación ininterrumpida del servicio.
No obstante, lo anterior, el Presidente Petro insiste en que Colombia debe iniciar una descarbonización, a las carreras. Pretende lograr lo que ningún país ha logrado, depender únicamente de energías renovables. Ni China el gigante asiático lo ha logrado, siendo el mayor importador y consumidor de Carbón, y aunque le ha apostado a las energías eléctricas, sigue siendo el país con mayor crecimiento en el mercado en dichas energías.
China, en sus esfuerzos por innovar en mercados con energías que no emitan CO2 ha logrado un crecimiento, pero aún sin poder disminuir el consumo de carbón pues esto le traería una crisis energética. Pretender descarbonizar al país sin una transición sería, planificada y responsable, es comprometer la producción de energía, y de paso la industria y al sector privado, que tiene en la energía tradicional, uno de sus insumos básicos e irreemplazables, por lo menos por ahora, para desarrollar sus actividades con las que se mueve el país y se generan empleos.
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Se necesitaría prender el acelerador para que en menos de lo que canta un gallo el país tenga toda una industria de energías limpias equiparada con la del carbón. Nuestro País tiene un gran recurso, no renovable, como es el carbón, que puede exportar, y favorecer la economía; este recurso no renovable incluso puede ser la base o fuente de financiación que aporte en la innovación de energías limpias que sean competitivas eso si, en el mercado.
Pero no podemos consentir que Colombia despescuece la gallina de los huevos de oro como lo ha venido haciendo el gobierno con Ecopetrol; lo que ha llevado a un descenso significativo en las utilidades de la compañía. Esta no es una transición conveniente para el país si de quebrar esta empresa se trata. Y es que genera gran desconfianza que por ejemplo en su discurso en Manizales afirme el Presidente Petro que los precios de los petróleos livianos eran más bajos que los de los petróleos pesados, cuando en la práctica sucede exactamente lo contrario. El precio del petróleo liviano que se extrae en Arabia Saudita es mucho más alto que el de los crudos pesados de la franja de Venezuela, por ejemplo
Para sostener su discurso, presentó un cuadro queriendo comparar los precios de energías que oferta Colombia, colocando el de energía solar solo en el 2024, como si en los años anteriores no se hubiera hecho nada en dicha materia. Solo, solamente para justificar en su cuadro la desestimación de la energía del carbón y subestimando además los avances de gobiernos pasados sobre energías renovables.
Debería el presidente construir sobre lo construido. Es que este país no es una República advenediza que nació el 7 de agosto de 2022. Por ejemplo la capacidad solar fotovoltaica instalada de 2018 a 2022 según la Agencia Internacional de Energías Renovables, se multiplicó, siendo en 2018 de 13 megavatios (MW), pasando a 457 megavatios MW en 2022. Fíjense por ejemplo que en agosto de 2022 justamente, Enel Colombia, un grupo de servicios públicos que opera en América Latina, comenzó la construcción de un parque solar de 132,2 MW (DC) en el departamento de Magdalena.
Reconocemos la importancia que le ha dado este gobierno a la protección del medio ambiente y la propuesta de darles alivios tributarios a quienes innoven en energías limpias. Pero Presidente, no necesita destruir una industria productiva para apoyar en el crecimiento de otra. Por otro lado, como segunda propuesta y la que más ha generado polémica y controversia, es la relativa a ‘’las inversiones forzosas’’. El presidente afirmó lo siguiente “Es sacar del ahorro público de los bancos un porcentaje para destinarlo como crédito barato, con un costo financiero pequeño a las actividades de la producción”.
Es cierto, que se trata de un mecanismo que ya ha sido utilizado anteriormente sobre todo en los años 90, y actualmente en el sector agropecuario, aunque únicamente representado en Títulos de Desarrollo Agropecuario, TDA. Sin embargo, en esta ocasión la propuesta del Presidente tiene una novedad y es que el dinero del ahorro de los ciudadanos será administrado por el Estado, para ofrecer el dinero a los sectores que más necesitan activarse económicamente. Esto por supuesto ha encendido las alarmas, pues ni este ni otro gobierno debería utilizar el dinero de bancos que son el ahorro de los Colombianos para ser administrado por el mismo Estado. Suena descarado cuando menos, que después, de los escándalos de corrupción que han conmocionado al país se pretenda que los ciudadanos tengan confianza en el gobierno para que les administre su dinero. Lo que muchos podemos advertir es más corrupción y más burocratización, la política manipulando el ahorro de los Colombianos, cuando nosotros decidimos dejar los ahorros, en manos privadas, en manos de los bancos, y no en manos del Estado.
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Ante los números rojos que reportan 11 de los 30 bancos, según cifras de la Superintendencia, si es necesario que se propongan estrategias que reactiven las utilidades de estos y a su vez estrategias que alivianen el sector que se ha visto afectado económicamente. Para esto los bancos proponen estrategias de créditos en sectores como la vivienda, la manufactura, el sector agropecuario, el turismo entre otros. De aplicarse la medida de inversiones forzosas existen varias consecuencias como podrían ser: la reducción de créditos, el alza de las tasas de intereses, la reducción también de utilidades y rentabilidad de los bancos entre otras.
Así mismo la tercera propuesta del Presidente consiste en presentar al Congreso una nueva Reforma Tributaria, en la que hasta el momento se sabe buscará nuevamente gravar sectores como el minero- energético, y quizás reducir impuestos a las energías renovables y al turismo. Esto de aumentar impuestos, es suprema mente grave. El gobierno al parecer no ha entendido, que el bajo crecimiento de la economía en 2023, en términos del 0,6%, esto es, casi recesión, y los bajos ingresos en las arcas estatales, en este 2024, tienen que ver justamente con un decrecimiento de la economía, por cuenta de la gravosa reforma tributaria de 2022.
Por último, se ha conocido que el presidente Gustavo Petro hizo una propuesta confidencial al ELN, de la que después se conoció que dicha propuesta busca incluir como tema de diálogo el modelo económico del país. Según lo dicho por varios integrantes del partido del Presidente la intención es cambiar el modelo económico Colombiano, que no va a ser negociado por parte de los sectores económicos del País, sino con una guerrilla que se financia del narcotráfico. Si bien nadie dijo que hacer la paz sería una tarea fácil, nunca lo ha sido, no lo es, ni lo será, tampoco se pensó que el gobierno se arrodillaría, an fácil en las mesas de diálogo, dejando que sea este grupo armado el que a su antojo lleve la agenda, tiempos y condiciones de los diálogos de un proceso de paz frente al que el ELN no muestra voluntad de alcanzar la tan anhelada paz por los Colombianos, si no de aprovecharse de un gobierno débil que ha debilitado también a la fuerza públicas, mientras siguen siendo nuestros valientes y abnegados, soldados y policías carne de cañón.