El trágico accidente en el barrio Manrique Central, al nororiente de Medellín, ocurrido en la tarde del pasado lunes festivo, dejó dos personas fallecida, entre ellas la del pequeño Maximiliano Urrego Quevedo, de tan solo 2 años, y 16 personas resultaron heridas, muchas de ellas en estado crítico.
Maximiliano viajaba con su madre en un bus alimentador del metro, cuando un vehículo de servicios especiales, que al parecer se quedó sin frenos, descendió a gran velocidad por la pendiente de la calle 69, colisionando con el bus, un taxi que estaba estacionado y una motocicleta. El impacto fue devastador, y el menor quedó atrapado bajo los escombros, perdiendo la vida en el lugar.
El secretario de Movilidad de Medellín, Mateo González Benítez, lamentó profundamente el suceso, explicando que el bus de transporte especial bajó sin control por varias cuadras, golpeando todo a su paso. En los videos difundidos en redes sociales, se observa a una mujer agonizando en la ventana del bus alimentador. Esta joven, que cumplía 19 años el día del accidente, es una de las heridos más graves, y se encuentra en estado crítico.
Las autoridades locales, incluidos los Bomberos Medellín y la Secretaría de Salud Distrital, acudieron de inmediato al lugar para atender a los heridos, quienes fueron distribuidos entre varios centros médicos de la ciudad. Cinco de ellos presentan condiciones graves, como amputaciones y traumas craneoencefálicos severos.
El conductor del vehículo que habría causado el accidente, identificado como Óscar Herrera, de 61 años, también falleció. Era un hombre conocido en el municipio de Guarne que trabajaba en servicio de transporte especial. Según las autoridades, el vehículo que conducía tenía todos los papeles en regla, incluyendo el SOAT y la revisión técnico-mecánica vigentes. Sin embargo, un peritaje detallado será realizado para esclarecer las razones por las cuales perdió los frenos.