Las disidencias de las Farc presionan habitantes del Cañón del Micay

En el profundo y aislado Cañón del Micay, en el departamento del Cauca, un clima de tensión extrema se cierne sobre sus habitantes. Campesinos, mototaxistas, cultivadores y recolectores de hoja de coca han sido convocados por alias ‘El Mocho’, ‘Kevin’, ‘Giovanny’, ‘Carroloco’ y ‘Paola’, cabecillas de la estructura Carlos Patiño de las disidencias de las Farc, para formar una red de resistencia y sabotaje en contra de las tropas militares que intentan controlar la zona. La estrategia de las disidencias es simple pero letal: ofrecen dinero a cambio de complicidad y fuerza a cambio de obediencia.

Según informes de inteligencia militar, estos cabecillas buscan desestabilizar a las tropas a través de asonadas y han propuesto a los habitantes organizarse para robar armas y municiones de los soldados, ofreciendo dinero a quienes estén dispuestos a enfrentarse a las autoridades. Sin embargo, detrás de la promesa de pago subyace una oscura amenaza. Aquellos que se nieguen a participar de estos actos o a unirse a las asonadas enfrentarán represalias que van desde multas y trabajos forzados hasta la muerte misma.

El mensaje de las disidencias es claro: cada familia del sector debe aportar adultos, e incluso adolescentes mayores de 15 años, para tomar parte en estas embestidas colectivas contra el Ejército. La amenaza para quienes no colaboren se extiende aún más, al prometer el reclutamiento forzado de menores y la inclusión de los adultos en trabajos de castigo, medidas que buscan afianzar el control de las disidencias sobre la comunidad.

En paralelo, se ha identificado que el cobro de extorsiones en la región no solo continúa, sino que se intensificará, pues las disidencias deben cubrir los costos de su desplazamiento tras la operación Perseo. En una región ya golpeada por la presencia de grupos armados, la extorsión y el reclutamiento forzado de menores añaden una nueva capa de sufrimiento para quienes habitan el Cañón del Micay.