Hombre en Estados Unidos mantuvo el cuerpo de su padre en un congelador durante 4 años para evitar perder su casa

La casa de Tempe, Arizona, parecía una residencia cualquiera, un hogar más en el vecindario en Arizona, Estados Unidos. Sin embargo, detrás de esa fachada, Joseph Hill, de 51 años, escondía un oscuro secreto en su patio trasero: el cuerpo de su padre, Joseph Hill Sr., conservado en un congelador desde hacía cuatro años. La razón detrás de esta macabra decisión, según Hill, fue el temor a perder su hogar, la única estabilidad que parecía quedarle.

La historia se desveló gracias a un aviso anónimo en línea el 22 de octubre, que alertaba a la Policía de Tempe sobre un hombre que ocultaba el cuerpo de su padre en un congelador cubierto con mantas y una lona. Los agentes acudieron de inmediato a la residencia, pero Hill se negó a permitirles inspeccionar el congelador, afirmando que su padre había fallecido en Oregon hacía años.

Los detectives, tras intentar confirmar la muerte de Hill Sr. sin éxito, descubrieron que el difunto aún figuraba como propietario de la casa y seguía cobrando beneficios del Seguro Social hasta marzo de 2023. Esta revelación fortaleció las sospechas de las autoridades, quienes obtuvieron una orden de registro para inspeccionar el congelador.

El día en que ejecutaron la orden, Hill admitió lo que había intentado mantener en secreto: “Algo hay en el congelador”, confesó. Los agentes desvelaron capas de lonas y mantas, hallando restos óseos y otros materiales biológicos. La declaración de Hill fue inquietante y trágica. Según relató a la Policía, había comprado el congelador tras la muerte de su padre con la intención de enterrarlo en una propiedad en Strawberry, Arizona, pero sus planes nunca se concretaron. Con el tiempo, sin electricidad estable en ambas residencias, Hill se vio forzado a mover el congelador de un sitio a otro, enfrentándose a la carga física y emocional de su secreto en cada traslado.

La decisión de mantener a su padre en ese congelador era tan pragmática como desesperada. Hill confesó que su nombre no figuraba en la escritura de la casa de Tempe, y temía que notificar la muerte de su padre le haría perder el derecho a vivir allí. Así, un vínculo de sangre y necesidad lo llevó a convivir durante años con los restos congelados de su progenitor.

Ahora, mientras el caso avanza en los tribunales, queda por ver cómo el sistema de justicia responderá ante esta trágica y perturbadora historia.