La denuncia
Luis Fernando Llano Narváez, una de las víctimas, junto a sus hermanas, reveló los hechos en un foro reciente sobre pederastia realizado en la Universidad Javeriana. Según su testimonio, los abusos de Chavarriaga fueron reportados en 2014 a De Roux, quien entonces ocupaba un alto cargo en la Compañía de Jesús. La respuesta del sacerdote incluyó el retiro de Chavarriaga de sus funciones, su confinamiento en una enfermería jesuita y la remisión de pruebas al Vaticano. No obstante, las víctimas consideran que estas medidas fueron insuficientes y calificaron las acciones como encubrimiento.
La familia presentó una denuncia penal, y el caso llegó a los medios el pasado mes, generando un debate sobre las responsabilidades del padre De Roux.
La postura del padre Francisco de Roux
El sacerdote jesuita, conocido por su papel en la Comisión de la Verdad, asegura que actuó conforme al derecho canónico y negó cualquier intención de encubrir los delitos de Chavarriaga. En declaraciones recientes, expresó:
«Apliqué todos los instrumentos que estaban en mis manos con acogida al dolor de las víctimas. Nunca omití ni encubrí al abusador. Hoy, actuaría diferente: acudiría directamente a la Fiscalía».
De Roux también se mostró abierto a colaborar con la justicia, radicando un derecho de petición para conocer detalles de la denuncia en su contra y solicitando formalmente ser interrogado por la Fiscalía.
La defensa y los cuestionamientos
Juan David Riveros, abogado defensor de De Roux, asegura que su cliente está dispuesto a esclarecer cualquier duda y que, hasta el momento, no ha sido notificado oficialmente sobre las acusaciones. Según Riveros, las sanciones impuestas a Chavarriaga fueron acordes con las normativas eclesiásticas vigentes en los años 70 y 80.
Sin embargo, los críticos señalan que, aunque las acciones de De Roux pudieron ser legales en su contexto, estas no alcanzaron los estándares actuales de justicia y reparación para las víctimas de abuso sexual.
El caso ha generado un fuerte impacto, no solo por la figura del padre De Roux, sino por el contexto histórico en el que se inscribe. Como expresidente de la Comisión de la Verdad, De Roux es símbolo de transparencia y reconciliación en el país. Esta situación, sin embargo, ha puesto en entredicho su legado, especialmente en relación con la manera en que se gestionaron casos de pederastia en la Iglesia Católica.
Excompañeros de la Comisión de la Verdad han salido en su defensa, calificando su ética como «incuestionable». Mientras tanto, organizaciones de derechos de las víctimas piden que el proceso se lleve a cabo con rigor y celeridad para determinar si hubo responsabilidad penal por omisión o favorecimiento.
El padre Francisco de Roux, quien lideró procesos de reconciliación en Colombia, ahora enfrenta un escenario donde la verdad y la justicia también se convierten en exigencias hacia su propia historia.