Congresista Miguel Polo Polo deberá pedir perdón por agravio a madres de víctimas de falsos positivos

El Juzgado 30 Civil del Circuito de Bogotá marcó un precedente en la lucha por la memoria y la dignidad de las víctimas del conflicto armado, al ordenar al congresista Miguel Polo Polo ofrecer disculpas públicas y restituir una obra artística conmemorativa de las madres de víctimas de falsos positivos, tras un acto que para el despacho desbordó los límites del respeto hacia las víctimas.

El agravio que encendió el debate

El pasado 6 de noviembre, un acto simbólico en la Plaza Núñez, organizado por la asociación Madres de Falsos Positivos de Colombia (Mafapo), buscaba rendir homenaje a jóvenes inocentes ejecutados extrajudicialmente. Allí, botas de caucho decoradas con nombres e historias representaban el vacío que dejaron estas vidas truncadas. Sin embargo, el representante Miguel Polo Polo irrumpió para desacreditar la muestra, cuestionando la veracidad de las denuncias y desechando las botas en un acto que fue registrado en video.

Sus acciones, ampliamente difundidas, provocaron indignación nacional. Para muchos, no se trató solo de un agravio material, sino de un ataque a la dignidad de las víctimas y un intento por borrar su memoria.

La respuesta judicial

El juzgado, tras analizar el caso, concluyó que Polo Polo vulneró derechos fundamentales al buen nombre, la honra, la dignidad humana y la reparación integral de las víctimas. En consecuencia, le ordenó:

  1. Disculparse públicamente ante Mafapo y las familias afectadas en el término de tres (3) días siguientes a la notificación de este fallo.
  2. Restituir las botas de la obra artística «Mujeres con las botas bien puestas» las cuales deberá colocar en la Plaza Núñez de Bogotá en las mismas condiciones en que estaban antes del acto.
  3. Abstenerse de conductas similares que perpetúen la revictimización.

El juez fue contundente al señalar que los derechos a la verdad y la memoria histórica no son negociables, especialmente en un país donde el conflicto armado dejó heridas profundas.

“Esto se encaja en una grave falta de respeto y vulneración a la dignidad de las víctimas”, tutela.

En la decisión del Juez se ordena:

«Ordenar  al señor Miguel Abraham Polo Polo en calidad de congresista para que en el término de tres (3) días siguientes a la notificación de este fallo que:

Pida disculpas a las madres que integran la Asociación de Madres de Familia de Falsos Positivos MAFAPO y al país ante un medio de comunicación institucional a nivel nacional por los actos realizados el 6 de noviembre de la presente anualidad.

Restituya la obra artística «Mujeres con las botas bien puestas» en las mismas condiciones en la que éstas se encontraban, las cuales deberá colocar en la Plaza Núñez de Bogotá. De tales cumplimientos deberá informar a este despacho

Conminar al accionado para que a futuro se abstenga de incurrir en conductas similares a las expuestas». 

La sesión que desbordó el Congreso y el altercado con la madre de Soacha

El incidente no quedó confinado al espacio judicial. En una sesión del Congreso el 13 de noviembre, convocada para abordar temas de memoria y justicia, Polo Polo volvió a avivar tensiones al declarar que “los tales falsos positivos no existen”. Estas palabras detonaron la indignación en el recinto.

Ana Páez, madre de una de las víctimas, se levantó con el rostro surcado por lágrimas y el dolor: “Usted no tiene idea de lo que es perder un hijo, ¿cómo se atreve?”, le increpó, provocando un enfrentamiento que reflejaba el peso de una tragedia colectiva.

La sesión se convirtió en un testimonio vívido del abismo entre quienes buscan justicia y quienes niegan las atrocidades documentadas por entidades como la Jurisdicción Especial para la Paz (JEP).

Un mensaje para la reconciliación

Este fallo no solo obliga a Polo Polo a enmendar su agravio, sino que lanza un mensaje contundente: la memoria de las víctimas del conflicto armado no puede ser mancillada por discursos políticos que trivialicen su sufrimiento.

La restitución de las botas y las disculpas públicas no repararán el daño causado, pero representan un paso hacia el reconocimiento y el respeto que merecen quienes han luchado incansablemente por la verdad y la justicia en Colombia.

En un país donde el dolor de las madres de Soacha y de tantas otras regiones aún clama por respuestas.