O. J. Simpson, exestrella del fútbol americano y actor, fue uno de los protagonistas del juicio más mediático de la historia de Estados Unidos. Acusado de asesinar a su exesposa Nicole Brown Simpson y a Ronald Goldman el 12 de junio de 1994, Simpson fue juzgado por la Corte Superior de Los Ángeles por dos cargos de homicidio. El juicio, que comenzó el 9 de noviembre de 1994, se extendió por 11 meses y culminó el 3 de octubre de 1995 con un veredicto que lo declaró no culpable en ambos cargos.
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Vea el primer episodio de JUICIOS FAMOSOS, en esta entrega el Caso O.J. SIMPSON por el asesinato de su exesposa. El abogado y docente universitario Johnie Giraldo, nos hace un relato desde lo penal de este caso.
Simpson se entregaría a la Policía a las 11 a. m. del 17 de junio de 1994. Sin embargo, el ex futbolista nunca apareció. Más de 1000 periodistas esperaron a Simpson en la comisaría de policía. A las 2 p. m., el LAPD emitió un boletín de búsqueda. A las 5 p. m., Robert Kardashian, uno de sus abogados defensores, leyó frente a los medios de prensa una carta escrita por Simpson:
«Primero todos entiendan que no tuve nada que ver con el asesinato de Nicole… No sientan pena por mí. He tenido una gran vida«.Para muchos, esto sonaba como una nota de suicidio, por lo que se encendieron las alarmas.
Los periodistas junto a la policía iniciaron la búsqueda de Simpson.
La policía rastreó llamadas realizadas por Simpson desde el celular de la camioneta. un oficial de policía vio la Bronco, Simpson estaba en el asiento trasero apuntándose con un arma en la cabeza. El oficial retrocedió, pero siguió al vehículo que se desplazaba a altas velocidades con 20 patrullas de policía más.
La persecución fue apoyada por nueve helicópteros y la prensa. Simpson protagonizó una persecución policial en su camioneta Bronco, que fue transmitida en vivo por cadenas de televisión y seguida por 95 millones de personas.
John McKay, exentrenador del equipo de fútbol americano de la USC, habló en directo y convenció a Simpson de entregarse en lugar de suicidarse.
El juicio, que fue televisado en su totalidad, reveló tensiones raciales latentes en la sociedad estadounidense. La fiscalía, liderada por Marcia Clark, presentó pruebas como el análisis de ADN que vinculaba a Simpson con los asesinatos. Sin embargo, la defensa argumentó que la evidencia había sido contaminada o manipulada, poniendo en duda la credibilidad de las pruebas y de algunos de los oficiales involucrados, como el detective Mark Fuhrman, acusado de racismo y perjurio.
Este caso judicial es considerado el inicio de la moderna telerrealidad o reality.
Simpson fue formalmente acusado el 20 de junio y se declaró no culpable de ambos asesinatos.
La fiscalía decidió no pedir la pena de muerte y en su lugar solicitó una sentencia de cadena perpetua. Simpson quería un juicio rápido, y los abogados de la defensa y de la fiscalía trabajaron día y noche durante varios meses preparando sus casos.
El juicio comenzó el 24 de enero de 1995 y fue televisado durante 134 días.
La Fiscalía afirmó que Simpson había asesinado a su exesposa en un ataque de celos. Su exposición inició con una llamada de Nicole al servicio 911 el 1 de enero de 1989. En la misma, Nicole expresó miedo de que Simpson la lastimara físicamente, y en el fondo se le podía escuchar gritándole.
El oficial de policía Robert Riske fue el primer oficial en la escena del crimen. Testificó haber encontrado a una mujer descalza con un vestido negro yaciendo boca abajo en un charco de sangre en el camino que llevaba a la puerta delantera de su casa. Luego vio el cuerpo de Goldman a una corta distancia, yaciendo de lado junto a un árbol.
El detective Ron Phillips testificó que cuando llamó a Simpson en Chicago para informarle del asesinato de su exesposa, Simpson parecía impactado y trastornado, pero no preguntó cómo había muerto.
El equipo de abogados que costó alrededor de 6 millones de dólares argumentó que Simpson fue víctima de fraude policial y lo que llamaron procedimientos internos poco rigurosos, los cuales contaminaron la evidencia de ADN. Además, el líder de la investigación era racista y en varias ocasiones se había referido de forma desobligante hacia los negros.
La defensa de Simpson buscó mostrar la teoría que uno o más sicarios contratados por traficantes de drogas fueron quienes asesinaron a Brown y Goldman. La mujer era consumidora de cocaína y que no había pagado por sus drogas.
Las pruebas
El análisis de ADN de sangre descubierta en un par de calcetines de Simpson encontrado en su habitación probó que la misma pertenecía a Brown.
Rastros de sangre de Simpson, Brown y Goldman. Se encontraron mechones de pelo consistentes con el de Simpson en la camiseta de Goldman.
Los guantes contenían partículas de pelo consistentes con el pelo de Goldman.
El guante izquierdo encontrado en la casa de Brown y el guante derecho encontrado en la casa de Simpson resultaron ser del mismo par.
Gran parte de la evidencia incriminatoria (el guante y los calcetines ensangrentados, la sangre dentro y fuera del Bronco) fue descubierta por el detective Mark Fuhrman, quien luego fue acusado de perjurio por afirmar falsamente durante el juicio que no había utilizado la palabra «nigger» (un insulto racista).
La policía al momento de la captura había evidenciado heridas y afirmado que las mismas se habían producido durante el ataque fatal a Goldman. Sin embargo, la defensa mostró que ninguno de los guantes recuperados tenía cortes. Además, en el juicio el fiscal le pidió a O.J que se midiera los guantes pero no le quedaron, eran muy pequeños, dejando una duda en el jurado. Según la Fiscalía los guantes encogieron porque el cuero había sido congelado.
En 2016, Darden dijo que, en su opinión, los guantes sí cabían pero que Simpson llevó a cabo una actuación.
3 de octubre de 1995, O. J. Simpson fue declarado no culpable de asesinato en ambos cargos.
Antes del veredicto, el presidente Bill Clinton ordenó tomas medidas de seguridad por si se generaban disturbios a nivel nacional.
Aproximadamente, unas 100 millones de personas a nivel mundial miraron por televisión o escucharon por radio el anuncio del veredicto.
Después del juicio, O. J. Simpson continuó en el centro de la controversia. En 2007, fue arrestado y condenado por un robo a mano armada en Las Vegas, lo que lo llevó a pasar casi nueve años en prisión. Finalmente, fue liberado en 2017 y completó su libertad condicional en 2021.
El juicio de O. J. Simpson no solo fue un espectáculo mediático, sino también un reflejo de las profundas divisiones raciales y sociales en Estados Unidos. Aunque fue absuelto de los cargos de asesinato, su imagen quedó para siempre marcada por este caso, y su vida, que alguna vez fue celebrada por su éxito deportivo, se convirtió en un símbolo de controversia y tragedia en la historia de la justicia estadounidense.
O. J falleció el 10 de abril de 2024 a los 76 años, en las Vegas, Estados Unidos de Cáncer de Próstata.