La reciente captura del capo italiano Luigi Belvedere, alias «Colombiano» o «Luigi», en Medellín, ha revelado un ambicioso plan de rescate que la mafia italiana habría intentado ejecutar junto a grupos locales. Según el general William Salamanca, director de la Policía Nacional, los mafiosos italianos contactaron a organizaciones colombianas, como el Clan del Golfo y la Oficina de Antioquia, para rescatar al narco. Estaban dispuestos a pagar hasta 3,000 millones de pesos para liberar a Belvedere en un operativo a sangre y fuego que incluía simular una grave enfermedad para trasladarlo a un hospital, donde sería interceptado por sus cómplices.
El arresto de Luigi Belvedere, conocido como el “Rey de los Implantes” por su uso de distintos métodos de disfraz, marca un paso crucial en la Operación Caronte, que llevaba seis meses de seguimiento coordinado entre la DIPOL de la Policía Nacional, EUROPOL, INTERPOL, la Polizia di Stato y autoridades británicas. Belvedere, condenado en Italia a más de 18 años por tráfico internacional de drogas, usaba Medellín como centro de operaciones, donde coordinaba la distribución de cocaína hacia puertos europeos, especialmente en España, Alemania, Holanda e Italia.
La primera pista de su paradero surgió de una foto que publicó en la tumba del fallecido narcotraficante Pablo Escobar, en el cementerio Jardines de Montesacro de Itagüí. Esto alertó a las autoridades italianas, quienes iniciaron su búsqueda y coordinaron con la policía colombiana. Radicado en exclusivos apartamentos del sur del Valle de Aburrá, Belvedere alquilaba propiedades a través de terceros y cambiaba de residencia constantemente para evitar ser detectado, pagando cifras de hasta 10 millones de pesos mensuales.
Además de su rol clave en la mafia italiana, Belvedere era el enlace entre los clanes europeos —como los Rinaldi-Formicola, Amato-Pagano y De Micco— y organizaciones colombianas y mexicanas, gestionando un flujo constante de cocaína que se enviaba en barcos hacia puertos europeos.
El arresto de Belvedere se suma al de otro capo italiano, Gustavo Nocella, alias ‘Ermes’, capturado en Medellín días antes, y es considerado uno de los golpes más importantes contra la red mafiosa internacional que se ha instalado en Colombia. Ambas detenciones representan un hito en la lucha contra el crimen organizado, revelando las profundas conexiones entre las mafias italianas y el narcotráfico colombiano.