En un acto que resuena como un paso hacia la protección de los derechos fundamentales en medio del conflicto armado, este 2 de noviembre el frente Dagoberto Ramos, grupo disidente de las antiguas FARC-EP, entregó a una menor de 15 años a las autoridades en el Cauca.
La Defensoría del Pueblo, a través de su Regional Cauca, lideró el proceso, que contó además con la participación de la Misión de Verificación de la ONU y representantes del Consejo Regional Indígena del Cauca (CRIC).
La menor, cuya identidad se reserva por protección, fue entregada formalmente al Instituto Colombiano de Bienestar Familiar (ICBF) en Popayán, en presencia de su padre, para iniciar el proceso de restablecimiento de sus derechos como víctima del conflicto. Este gesto sigue a la liberación de otras dos menores de edad el pasado 25 de octubre, también realizada por el mismo grupo armado.
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En un comunicado, la Defensora del Pueblo, Iris Marín Ortiz, celebró estas acciones como muestras de respeto a las normas del Derecho Internacional Humanitario (DIH). No obstante, enfatizó que estos gestos deben ser sostenidos y reflejar un compromiso constante con la paz y la protección de los derechos de los niños, niñas y adolescentes.
“El mejor gesto de paz que pueden ofrecer los grupos armados es el cumplimiento de las normas humanitarias. La vida, la libertad y la integridad de los menores deben ser respetadas en todo momento. El Cauca y el país exigen acciones coherentes que construyan un camino hacia la reconciliación”, afirmó Marín Ortiz.
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El frente Dagoberto Ramos ha expresado su disposición a continuar desvinculando a menores de edad que no deseen permanecer en sus filas, un anuncio que despierta esperanzas en un departamento marcado por la violencia. Sin embargo, la Defensoría reiteró que el reclutamiento y la utilización de menores están prohibidos bajo el DIH, incluso si ellos manifiestan interés en formar parte de estas estructuras armadas.
Este acto es un recordatorio de la urgencia de avanzar hacia una solución negociada al conflicto armado. En palabras de Marín Ortiz, “la paz debe construirse con hechos concretos, en los que el respeto por los derechos humanos sea la base fundamental”.