Rodrigo Pardo Q.E.P.D., un hombre dedicado al servicio público y al periodismo falleció a la edad de 65 años.
Con una trayectoria que abarcó tanto la esfera política como al periodismo, Pardo se destacó por su compromiso y su pasión en cada uno de sus roles. Graduado como economista de la Universidad de los Andes y con un máster en la Escuela de Estudios Avanzados Internacionales de la Universidad Johns Hopkins.
Le puede interesar: “Las finanzas del Estado están a punto del colapso”: Presidente Gustavo Petro
Inmerso en la política desde sus inicios, Pardo fue consejero presidencial en asuntos internacionales durante la administración de Virgilio Barco, y posteriormente desempeñó un papel fundamental en la campaña presidencial de César Gaviria. Su destacada labor lo llevó a ocupar importantes cargos como viceministro y, más tarde, ministro de Relaciones Exteriores durante el gobierno de Ernesto Samper.
Fue en este último rol donde Pardo demostró su habilidad diplomática al enfrentar el desafío generado por el escándalo de la narcofinanciación de la campaña liberal en 1994, una situación que puso a prueba las relaciones entre Colombia y Estados Unidos. Sin embargo, su capacidad para mantener el diálogo y su respeto ganado en la esfera internacional jugaron un papel crucial en la preservación de los lazos entre ambos países.
Pardo no solo brilló en el ámbito político, sino que también dejó una huella imborrable en el periodismo colombiano. Como editor general de El Tiempo, director de El Espectador, Noticias RCN y director de revistas como Semana y Cambio.
Rodrigo Pardo enfrentó la adversidad con valentía y nunca perdió su pasión por la vida. Su lucha contra una enfermedad implacable no hizo más que evidenciar su fortaleza y su espíritu.
Hoy, mientras Colombia lamenta su partida, recordamos con cariño y gratitud la vida y el legado de Rodrigo Pardo. Que su ejemplo de servicio, integridad y compromiso siga inspirando a las generaciones futuras, y que su memoria perdure .
«Definitivamente no estamos preparados para lo único que tenemos por inevitable. No sabemos cómo morir. Después de que me anunciaran la enfermedad, murió mi padre, y luego mi hermano. El que iba a morir era yo, no ellos. La muerte es inevitable, pero, además, ilógica. Llegué a tener todas las condiciones, y más, para morir. Y, sin embargo, aquí estoy. Se fueron los que no estaban en las cuentas de nadie para morir«.
