El excanciller Álvaro Leyva denunció este 20 de mayo haber recibido amenazas contra él y su familia, así como la existencia de presuntas maniobras para abrirle procesos penales y administrativos, luego de que advirtiera públicamente sobre una supuesta adicción del presidente Gustavo Petro. En una nueva carta abierta, Leyva asegura que tras sus declaraciones, el jefe de Estado respondió con ataques públicos y que ha sido objeto de seguimientos judiciales, incluyendo la intención de practicarle una diligencia de arraigo, sin haber sido notificado de proceso alguno en su contra.
“Si cualquier cosa me pasa a mí o a mi familia es responsabilidad de Gustavo Petro”: Leyva
Leyva, quien ya había enviado dos misivas previas al mandatario, responsabilizó directamente a Petro por cualquier daño que pudiera sufrir él o sus allegados, y anunció que llevará su caso ante instancias internacionales. “No me callará”, afirmó el exministro, acusando al presidente de actuar de forma “errática” y “descontrolada”. También advirtió sobre una posible persecución judicial impulsada por lo que calificó como un “delirio” del mandatario, quien lo habría vinculado con un supuesto complot internacional.
Leyva aseguró: “Téngalo claro Gustavo: no me callará. Mi vida se alarga aunque usted le moleste, seguirá teniendo sentido solo si lucho para que Colombia recupere la dignidad manchada por su comportamiento enfermo y descontrolado del cual he sido testigo”.
Está es la nueva carta pública de Álvaro Leiva
Ciudadanas, ciudadanos:
Pocos días han pasado desde que envié una segunda carta al Presidente de la República, fechada el 5 de mayo del corriente, pidiéndole que revisara su permanencia en el cargo en razón de su grave enfermedad de adicción a las drogas. El jefe del Estado reaccionó de manera agresiva contra mí y contra mi familia. De forma repetida, tanto en la plaza pública como en los medios, nos atacó y nos puso de carne de cañón: desde entonces hemos sido amenazados por desconocidos en varias oportunidades.
Pero ahí no paró la reacción. He tenido noticia de que hay personas intrigando para conseguir hacerme daño en lo administrativo y lo penal. Primero, buscando que se avale la vulgar violación del debido proceso con la que la exprocuradora Margarita Cabello me impuso una sanción, hoy en efecto suspensivo. Y, segundo, tratando de que se me endilgue algún comportamiento que sirva para poderme imputar cualquier delito.
En ese sentido, en días pasados un agente de policía judicial contactó a una persona cercana a mí y le pidió información a fin de practicarme un procedimiento de arraigo, diligencia propia de las causas penales cuando se va a hacer una imputación formal. Esto, sin que a la fecha se me haya notificado de la existencia de indagaciones o procesos judiciales en mi contra. Y sin que se me haya llamado para entrevista o interrogatorio alguno.
Denuncio lo anterior, pues el propio Presidente dijo que encausaría contra mí la justicia penal ante el imaginario complot que, en su delirio, estaría yo supuestamente organizando junto con el representante a la Cámara de los Estados Unidos, Mario Díaz-Balart. Es evidente que algo se está cocinando judicialmente en mi contra. Y, por eso, apelo al profesionalismo de todos los operadores jurídicos, para que la constitución y ley sean su único faro.
En vista de todo lo anterior, acudiré a las instancias internacionales a las que tengo acceso, que afortunadamente y en razón de mi larga experiencia y trabajo por el mundo son varias e importantes, para denunciar esta violenta persecución personal y familiar. Los ojos de la comunidad internacional estarán vigilantes. Además, hago personalmente responsable al presidente Petro por cualquier cosa que nos ocurra a mí o a cualquier miembro de mi familia en cualquier ámbito.
Téngalo claro Gustavo: ¡No me callará! Mi vida, ya larga aunque a usted le moleste, seguirá teniendo sentido solo si lucho para que Colombia recupere la dignidad manchada por su comportamiento enfermo y descontrolado, del cual he sido testigo. La imagen de Colombia en el exterior no puede seguir siendo la de un presidente que desatiende sus obligaciones, errático, déspota y preso del vicio. Tiene razón Díaz-Balart: jcuánta vergüenza ajena! Y agrego yo: ¡cuánta tristeza!
Próximamente le enviaré al Presidente Petro una nueva carta.
ÁLVARO LEYVA DURÁN
20 de mayo de 2025.


