
A partir del 11 de abril, entrarán en vigor nuevas normativas migratorias en Estados Unidos, impulsadas por la administración del presidente Donald Trump. Estas medidas estan dirigidas a todos los extranjeros, incluyendo aquellos con residencia permanente (green card), quienes deberán portar su documento en todo momento.
La normativa, articulada en la Regla Final Interina (IFR) del Departamento de Seguridad Interna (DHS), establece sanciones severas para quienes no cumplan con los nuevos requisitos. Entre ellas, multas de hasta 5.000 dólares, prisión por seis meses y la posible deportación.
Registro obligatorio y cambios de dirección
El Servicio para la Ciudadanía y Migración (USCIS) ha anunciado que todo extranjero mayor de 14 años, con una estadía mayor a 30 días, deberá registrarse y completar el formulario G-325R. Además, se exige la notificación de cualquier cambio de residencia en un plazo máximo de 10 días, so pena de sanciones similares.
De acuerdo con la nueva norma, solo se aceptarán documentos oficiales como la green card, el permiso de trabajo (EAD) y otros documentos específicos emitidos por USCIS. Licencias de conducción y pasaportes no serán considerados válidos para acreditar el estatus migratorio. Aquellos que no porten su documentación oficial podrán enfrentar multas y detenciones de hasta 30 días.
Impacto de los nuevos aranceles
Por otra parte, la administración Trump anunciará esta tarde nuevas políticas arancelarias bajo su plan «Día de la Liberación». Las medidas incluyen posibles aranceles recíprocos para todos los socios comerciales de EE.UU., así como impuestos del 25% sobre productos de Canadá y México.
Las nuevas tarifas, cuya entrada en vigor será inmediata, serán presentadas durante una ceremonia en el Jardín de las Rosas de la Casa Blanca, según informó la portavoz presidencial Karoline Leavitt. Además del anuncio principal, está previsto que el gobierno implemente un arancel del 25 % a nivel global sobre las importaciones de automóviles, que entrará en vigor el próximo 3 de abril. Trump ha argumentado en semanas recientes que estos aranceles buscan equiparar las tasas estadounidenses con las que aplican otros países y combatir barreras no arancelarias que, según su administración, perjudican a los exportadores estadounidenses.
Sectores como la construcción y la industria manufacturera temen un incremento en los costos de producción.
En las próximas horas, se espera un pronunciamiento oficial de la Casa Blanca con detalles sobre la implementación de estos cambios y su impacto en la economía global.
Desde que asumió el cargo, Trump ya ha impuesto aranceles del 20 % sobre todas las importaciones desde China vinculadas al combate contra el fentanilo, y ha restaurado aranceles del 25 % al acero y al aluminio, extendiéndolos a productos derivados por un valor de casi 150.000 millones de dólares.