Las víctimas fueron asesinadas con armas de largo alcance, y una de ellas apareció desmembrada a un kilómetro del lugar. El coronel Pablo Fajardo, jefe policial de la subzona de El Oro, confirmó que el ataque estaba vinculado a la disputa entre bandas criminales que operan en la región. «Todo indica que las víctimas intentaron huir, pero fueron alcanzadas por sus victimarios», señaló el oficial.
Los antecedentes de las víctimas
Entre los nueve colombianos asesinados, destaca José Miguel Araujo Buila, un hombre de 44 años oriundo de Tumaco, Nariño, y conocido en el ámbito judicial colombiano. Según documentos oficiales, Araujo Buila había cumplido varias condenas en Colombia por porte ilegal de armas de fuego y concierto para delinquir. Su historial criminal data de 2002, cuando enfrentó su primer proceso en Cali, y a lo largo de los años acumuló detenciones y condenas que le llevaron a las cárceles de Villahermosa y otras instituciones penitenciarias.
Araujo no era el único con antecedentes penales. Aunque no se han detallado los expedientes del resto de las víctimas, las autoridades ecuatorianas han señalado que varios de ellos estaban vinculados a actividades delictivas. Esto refuerza la hipótesis de que la masacre está relacionada con ajustes de cuentas en medio de la guerra territorial que libran las bandas criminales en la provincia de El Oro, una región clave para el tráfico de drogas y contrabando.
Ecuador: un país bajo asedio
Esta masacre no es un hecho aislado. En los últimos meses, Ecuador ha experimentado un aumento exponencial en los índices de violencia, con bandas criminales disputándose el control de rutas de narcotráfico y territorios estratégicos. Las armas de fuego y la brutalidad con la que se cometen los crímenes reflejan el grado de sofisticación de estos grupos.
El presidente ecuatoriano, Daniel Noboa, ha reconocido la complejidad del problema y ha intensificado los operativos de seguridad en regiones conflictivas. Sin embargo, los resultados siguen siendo limitados ante la magnitud de la crisis.
El vínculo entre Colombia y Ecuador
La presencia de nueve colombianos entre las víctimas vuelve a poner en evidencia la interconexión de las redes criminales entre los dos países. Tumaco, la ciudad natal de Araujo Buila, es un punto neurálgico para el narcotráfico en Colombia, y muchos de sus actores terminan migrando a Ecuador en busca de nuevos mercados o para evadir la justicia.
Esta masacre abre interrogantes sobre cómo las autoridades de ambos países están abordando la creciente amenaza que representan estas organizaciones transnacionales.