
En una serie de entrevistas recientes, Ángela María Buitrago, quien hasta hace poco se desempeñó como ministra de Justicia, desató una polémica al desmentir las versiones oficiales que rodean su renuncia al cargo. En un ambiente de rumores y especulaciones, la funcionaria ha señalado las presiones y las injerencias dentro del Gobierno, que habrían sido determinantes en su decisión de dar un paso al costado.
La contradicción con el presidente Petro
El presidente Gustavo Petro, en una reciente intervención desde China, afirmó que la renuncia de Ángela María Buitrago fue consecuencia de su petición directa, a través de Guillermo Alfonso Jaramillo, ministro delegado. Sin embargo, en su intervención en el programa Mañanas Blu, la ministra saliente desmintió rotundamente esta versión. «Me acabo de enterar», declaró Buitrago, dejando claro que nunca fue informada de tal solicitud por parte del presidente ni de su representante. Para la exministra, la situación es más compleja de lo que el mandatario señaló desde su viaje internacional.
Buitrago explicó que no había tenido contacto con Jaramillo y que, por el contrario, se enteró de su presunta renuncia a través de los medios de comunicación, lo cual sorprendió a muchos en la opinión pública, dada la versión oficial de Petro. Esta declaración deja en evidencia una desconexión entre la ministra y la Casa de Nariño, algo que no pasó desapercibido en los círculos políticos.
Las presiones y las denuncias
La renuncia de Buitrago no fue repentina ni un acto aislado. Según la exfuncionaria, desde abril había contemplado la posibilidad de dejar su puesto debido a presiones externas y a lo que ella considera injerencias políticas. En una conversación con EL TIEMPO, la ministra saliente reveló que dos altos funcionarios del Gobierno, el ministro del Interior Armando Benedetti y la directora del Departamento Administrativo de la Presidencia (Dapre), Angie Rodríguez, intentaron influir directamente en las decisiones dentro del Ministerio de Justicia. Entre las solicitudes destacadas se encuentran la remoción del director de la Unidad de Servicios Penitenciarios y Carcelarios (Uspec), Ludwig Valero, y el nombramiento de personas sin el perfil técnico necesario para cargos clave.
Según Buitrago, las presiones llegaron al punto de influir en el sistema carcelario, pidiendo cambios en la dirección de la Uspec y sugiriendo personal sin experiencia en el área. La ministra explicó que se opuso firmemente a estas intromisiones, defendiendo el trabajo de los funcionarios afectados y la autonomía de las decisiones en el ámbito carcelario. Además, mencionó que había alertado al presidente sobre estos intentos de injerencia, pero la situación no fue resuelta de manera satisfactoria.
¿Por qué la renuncia fue inevitable?
Ángela María Buitrago confirmó que la carta de renuncia estaba lista desde mediados de abril, después de una serie de conversaciones y situaciones incómodas que la llevaron a la conclusión de que su permanencia en el cargo ya no era viable. De acuerdo con la ministra, ya había informado al presidente Petro sobre la presión externa y las dificultades internas que enfrentaba. Sin embargo, la falta de respuesta concreta y la continuación de las presiones políticas fueron determinantes para que decidiera presentar su dimisión.
Otro episodio clave fue una llamada que recibió de Angie Rodríguez, quien le informó que el presidente quería designar a otra persona para el cargo de Ministro de Justicia. La propuesta fue rechazada por Buitrago, quien ya había dispuesto que el secretario general del Ministerio se hiciera cargo de manera provisional. La falta de claridad en las decisiones gubernamentales y la constante inestabilidad dentro del gabinete fueron factores cruciales en su decisión de dejar el cargo.
¿Qué pasa con la relación entre Buitrago y Petro?
A pesar de las tensiones, la exministra subrayó que su relación con el presidente Petro nunca fue conflictiva. Aunque no compartían cercanía política, Buitrago manifestó su agradecimiento por la oportunidad de trabajar en el Gobierno y reconoció la capacidad del mandatario para liderar el país. Sin embargo, a lo largo de su gestión, no existió una relación personal cercana, y las diferencias de opinión y la falta de respaldo en momentos críticos terminaron por distanciarla del mandatario.
La renuncia de Ángela María Buitrago y las declaraciones que ha emitido desde su salida abren un nuevo capítulo en la relación entre el presidente Gustavo Petro y su gabinete. Las denuncias de presiones políticas y la contradicción sobre la causa de su renuncia reflejan un ambiente de tensión y desacuerdos dentro del gobierno, lo que pone en duda la cohesión interna en un momento crucial para la administración. Mientras tanto, Buitrago se retira de la política con un sentimiento agridulce, dejando un Ministerio de Justicia marcado por la controversia y las promesas de reformas aún pendientes.
