La esperada solicitud de libertad transitoria, condicionada y anticipada por parte del exjefe paramilitar Salvatore Mancuso nuevamente ha sido negada en esta ocasión por la Jurisdicción Especial para la Paz (JEP), que ha subrayado la importancia de evaluar rigurosamente el cumplimiento de los requisitos en el marco del Sistema Integral de Verdad, Justicia, Reparación y No Repetición (SIVJRNR).
“No condeder, por el momento, la libertad transitoria, condicionada y anticipada solicitada por la defensa del señor Salvatore Mancuso Gómez”, Justicia Especial para la Paz JEP.
La Sala de Definición de Situaciones Jurídicas de la JEP ha emitido una decisión en la que reitera que este beneficio no constituye un derecho automático, sino más bien una medida para construir confianza dentro del proceso de justicia transicional. La JEP ha destacado que la concesión de esta libertad está estrictamente condicionada al cumplimiento de las obligaciones por parte del interesado en el marco del sistema integral, garantizando así los derechos de las víctimas.
La JEP establece que, además de los requisitos legales, se deben considerar otros factores para evaluar la solicitud de libertad anticipada de Mancuso. A pesar de su designación como gestor de paz por el Gobierno Nacional y su papel potencial en los procesos de reconciliación, la JEP ha decidido no conceder la libertad en este momento.
Esta decisión contrasta con el fallo emitido el pasado mes de marzo por una jueza de la Jurisdicción Especial para la Paz, quien ordenó una libertad «a prueba» por un período de cuatro años para Mancuso. Sin embargo, la determinación actual de la JEP ha suspendido temporalmente este beneficio, sugiriendo que se requieren más evaluaciones y consideraciones antes de proceder con cualquier liberación condicional.
El exjefe paramilitar Salvatore Mancuso tiene procesos activos ante la jurisdicción de justicia y paz en los tribunales de Barranquilla, Bogotá y Medellín. Actualmente se encuentra detenido en la cárcel La Picota de Bogotá.
La JEP aceptó de sometimiento de Salvatore Mancuso y asumirá de forma preferente y total sus investigaciones tanto como paramilitar así como “bisagra” entre 1989 y el 2004.
Así el alto tribunal será el competente de definir su libertad, para asumir como Gestor de Paz, designación realizada por el Presidente de la República, Gustavo Petro.
Salvatore Mancuso, conocido por su pasado cruel en las Autodefensas Unidas de Colombia (AUC), enfrenta más de 65 mil hechos criminales pendientes, que incluyen una extensa lista de delitos de lesa humanidad extensa lista de delitos que le endilgan a alias El Mono Mancuso como homicidios en persona protegida, desplazamiento forzado, desapariciones forzosas, violencia basada en género, homicidios colectivos o masacres, entre otros.
Mancuso fue deportado desde Estados Unidos luego de pagar una condena por narcotráfico de más de 15 años y a su llegada fue recluido en la cárcel La Picota, desde donde atiende las audiencias.
Mancuso ha reconocido su participación en por lo menos 200 asesinatos y se le atribuye la autoría como comandante de la masacre de Mapiripan en la que murieron veinte campesinos en estado de indefensión y la masacre de El Aro donde fueron asesinados otros 15 y por la cual se le dictó una condena de 40 años de cárcel; igualmente es señalado por la masacre de a Gabarra en 1999 donde fueron asesinadas 35 personas y la Masacre de El Salado en febrero de 2000, donde fueron asesinadas más de 100 personas y es considerada una de las acciones más sanguinarias de las AUC
El nombramiento de Mancuso como gestor de paz por parte del presidente Gustavo Petro ha sido parte de los esfuerzos para iniciar diálogos con grupos como el Clan del Golfo.
