El Catatumbo en llamas: una región atemorizada y abandonada entre las sombras de la guerra
El Catatumbo, una de las regiones más golpeadas por el conflicto armado en Colombia, vive horas de angustia. En los últimos días, la violencia ha alcanzado niveles insoportables, con enfrentamientos entre el Ejército de Liberación Nacional (ELN) y las disidencias de las Farc.
El 16 de enero se convirtió en un día de horror para los pobladores de Teorama, Convención, Tibú y La Gabarra. En estos municipios, los combates entre el ELN y las disidencias de las Farc no han cesado, provocando un sinnúmero de víctimas y desplazamientos. Las imágenes que captan la realidad de la zona muestran a los habitantes refugiándose en sus hogares, mientras las ráfagas de ametralladoras retumban en la lejanía, y los gritos de terror se escuchan de fondo.
Los enfrentamientos, que ya han cobrado más de 30 vidas, incluyen tanto guerrilleros como civiles. Entre las víctimas fatales se encuentran al menos cinco excombatientes de las Farc, firmantes del acuerdo de paz.
En los videos, que se han vuelto virales en cuestión de horas, se pueden ver escenas desgarradoras. En uno de ellos, una mujer grita desesperada mientras busca protección con sus hijos. En otro, un grupo de personas se encierra en una vivienda, atrapados en un fuego cruzado entre los dos grupos armados. La angustia en los rostros de los habitantes es inconfundible: están en medio de una guerra sin tregua, sin posibilidad de escapar.
Además de los muertos, los testimonios de los líderes comunitarios y defensores de derechos humanos alertan sobre el aumento de desplazamientos forzados y confinamientos. Sus habitantes afirman que el miedo es palpable: las calles, que alguna vez estuvieron llenas de vida, ahora parecen desiertas. Los comercios están cerrados, las escuelas no abren sus puertas y los maestros se han visto obligados a huir.
Pero lo que más alarma es el mensaje de amenaza que el ELN ha dejado claro en su comunicado. A través de un escrito, la guerrilla declaró como objetivo militar a los mototaxistas y a empresas como Ecopetrol. El ELN asegura que continuará la violencia hasta que un comandante de las disidencias de las Farc, conocido como «Richard», se entregue.
La defensora del Pueblo, Iris Marín, ha calificado los hechos de «extrema gravedad«. En su último informe, advirtió que, además de los asesinatos, se están registrando secuestros, desapariciones y una crisis humanitaria sin precedentes. Niños, ancianos y personas con discapacidades se encuentran atrapados en medio de los combates, sin poder escapar. En un caso, se reporta que los profesores, quienes se alistaban para el inicio de clases, también han sido víctimas de esta violencia.
La situación en el Catatumbo, una región montañosa y empobrecida que limita con Venezuela, ha sido descrita por los mismos habitantes como un infierno. Las guerrillas que operan en la zona – el ELN, las disidencias de las Farc y el Ejército Popular de Liberación (EPL) – se disputan el control de los cultivos de coca y las rutas del narcotráfico. La población civil, atrapada en el medio, paga el precio de este conflicto de intereses.
Los informes también han indicado que algunos de los muertos eran personas que habían firmado el acuerdo de paz con el gobierno. Según líderes locales, el ELN está buscando a estos firmantes, para ejecutar un ajuste de cuentas en medio de la guerra entre guerrillas.
La defensora del Pueblo hizo un llamado urgente al ELN para que respeten los derechos humanos y detengan los ataques contra la población civil. El gobierno, por su parte, ha solicitado presencia militar y apoyo humanitario para atender la crisis.
Reacciones
Vera Grabe, jefe negociadora de paz con el ELN, aseguró que este proceso se suspende hasta que la guerrilla «piense si quiere caminar en la paz», y señaló que «esperamos mantener las dinámicas humanitarias. Están abiertos los canales de comunicación siempre para que el ELN comunique lo que defina».
El Senador Iván Cepeda, miembro de la delegación del Gobierno en la mesa con el ELN, alertó que esa guerrilla ha trasladado integrantes desde Arauca al Catatumbo “con el propósito de agredir a la población sin ninguna clase de conocimiento de a quienes están asesinando, secuestrando, masacrando. Las principales víctimas son civiles y líderes sociales, quienes han dejado las armas y que están en reincorporación. Esos son crímenes de guerra»
El gobernador de Norte de Santander, William Villamizar, ha expresado su preocupación por la situación, pidiendo una intervención urgente para frenar la violencia y los desplazamientos masivos. La región, que ya estaba debilitada por años de violencia, está al borde de un colapso humanitario. El comercio está paralizado, las escuelas están cerradas y la vida cotidiana ha quedado suspendida por completo.
El futuro de esta región parece incierto. Las imágenes de la violencia, la desolación y el sufrimiento son el reflejo de una guerra que no termina y de una población que sigue esperando, sin respuestas, a que llegue la paz que tanto anhelan.


