El alcalde de Bogotá, Carlos Fernando Galán, expresó su rechazo categórico a estos hechos, señalando que «el miedo y la violencia no pueden regresar a Sumapaz«. Galán hizo un llamado urgente al Gobierno Nacional y al ministro de Defensa para reforzar la presencia de la fuerza pública en la región y enfrentar la creciente expansión criminal de las disidencias en todo el territorio.
«El miedo y la violencia no pueden regresar a Sumapaz. Rechazo los hechos ocurridos ayer, en los que hombres armados con fusiles interceptaron vehículos en la vereda Alto Caicedo en Sumapaz, bajaron a sus ocupantes y dejaron los carros pintados con mensajes alusivos a la Segunda Marquetalia. Desde que conocimos lo sucedido, hemos trabajado de la mano con la @PoliciaBogota y la Brigada XIII del Ejército para garantizar la seguridad en Sumapaz. He pedido a la Policía y el Ejército reforzar su presencia en la localidad de Sumapaz.
Hago un llamado urgente al presidente y al ministro de Defensa a que, con todas las capacidades del Estado, se enfrente la expansión criminal en todo el territorio nacional. No podemos seguir oyendo hablar de Paz Total cuando lo que la ciudadanía vive es el regreso de la violencia y el miedo»
Este no ha sido un hecho aislado. En días anteriores, una camioneta fue detenida en la misma zona y también fue pintada con símbolos del Frente 53, lo que genera preocupación sobre un posible resurgimiento de estos grupos armados en las inmediaciones de Bogotá. Las autoridades locales han advertido que, aunque no se han identificado campamentos o estructuras armadas, las acciones propagandísticas de la Segunda Marquetalia y otros grupos, como el ELN, podrían ser un indicio de una expansión hacia áreas urbanas.
El secretario de Seguridad de Bogotá, César Restrepo, recordó que las disidencias de las FARC, bajo el mando de alias «Iván Mordisco», ya habían intentado tomar el control de Sumapaz hace aproximadamente un año. La reciente presencia del Frente 53 en la zona ha sido vista como una peligrosa señal de retorno a un pasado violento que la comunidad local temía haber dejado atrás.