Expectativa ante el anuncio del Gobierno sobre el aumento del salario mínimo para 2025

La discusión por el aumento del salario mínimo en Colombia para 2025 ya genera diferencias entre lo propuestos por el Gobierno, los gremios empresariales y los sindicatos. El anuncio del ministro de Hacienda, Ricardo Bonilla, acerca de un incremento inicial estimado en el 6,2 %, basado en las proyecciones de inflación y productividad, ha desilusionado a las centrales obreras, quienes esperaban un ajuste mayor para responder a la difícil realidad económica de millones de colombianos.

Un aumento limitado por la inflación y la austeridad fiscal

El Gobierno ha señalado que el aumento no superará el 10 %, un contraste marcado frente a los incrementos de dos dígitos de años anteriores. Según Bonilla, la proyección del Banco de la República, que prevé una inflación cercana al 5,2 % para el cierre del año, sumada a un punto de productividad, justificaría un ajuste del 6,2 %.

«Por más que haya algún ajuste, nunca podrá estar en doble dígito«, afirmó el ministro durante el Congreso de Asofiduciarias, descartando de plano las expectativas de las centrales obreras que consideran que un aumento tan bajo no refleja las necesidades actuales de los trabajadores.

La prudencia en el incremento se justifica, según el Gobierno, en la compleja situación fiscal que enfrenta el país, marcada por un déficit significativo y la necesidad de redirigir recursos para atender emergencias como la situación de desastre en el Chocó.

Cifras del Ministerio de Trabajo revelan que, aunque 22,8 millones de personas están ocupadas formalmente, más del 43 % gana menos de un salario mínimo y solo el 14,7 % recibe exactamente un salario mínimo. Mientras tanto, el costo de vida sigue siendo un desafío para la mayoría de los hogares colombianos, con el Dane señalando que se requieren al menos 3,1 millones de pesos mensuales para cubrir los gastos básicos de una familia promedio.

«El salario mínimo actual no alcanza para vivir dignamente«, afirmaron líderes sindicales, quienes exigen que el aumento para 2025 tenga un enfoque social que compense el costo de vida y el rezago acumulado en los ingresos de los trabajadores.

El papel de las mesas de negociación

En diciembre, comenzarán las mesas de negociación entre el Gobierno, los empresarios y las centrales obreras para definir el aumento final. Si bien Bonilla no participará directamente en estas rondas, su visión será clave en las discusiones, ya que el Gobierno también debe garantizar el pago del salario mínimo a los servidores públicos.

La ministra de Trabajo, Gloria Inés Ramírez, aseguró que el objetivo del incremento será proteger la capacidad adquisitiva de los trabajadores, destacando los avances recientes en la reducción de la pobreza extrema gracias a las políticas salariales implementadas. Sin embargo, la expectativa de sindicatos y trabajadores es alta, y las cifras iniciales presentadas por el Gobierno no cumplen con sus demandas.

Con un país que aún enfrenta una brecha significativa entre el salario mínimo y el costo de vida, y una clase trabajadora que reclama un mayor reconocimiento de su esfuerzo, la discusión sobre el salario mínimo de 2025 se perfila como uno de los debates más complejos

La pregunta que surge ahora es si el Gobierno logrará encontrar un equilibrio entre la austeridad fiscal y las demandas de justicia salarial, en un momento en el que millones de colombianos buscan estabilidad económica en medio de la incertidumbre.