Estados Unidos vs. China: la guerra de los aranceles escala a otro nivel. Trump anuncia aranceles de hasta el 104%

La guerra comercial entre Estados Unidos y China, que parecía haber entrado en una tregua incómoda, volvió a prender fuego esta semana. Donald Trump, anunció un nuevo incremento arancelario sin precedentes: un 104 % sobre una larga lista de productos chinos, desde acero y paneles solares hasta, sorprendentemente, los populares iPhone ensamblados en fábricas de Foxconn en Shenzhen.

El presidente Donald Trump anunció con imponer nuevos aranceles del 50% a China si Beijing no elimina para este martes sus aranceles de represalia.

“China ha estado robando nuestra propiedad intelectual, manipulando su moneda y explotando nuestras debilidades durante décadas. Se acabó el juego”, dijo Trump durante un mitin en Ohio, con la misma retórica nacionalista que marcó su mandato entre 2016 y 2020. En su cruzada por traer de vuelta la “grandeza americana”.

El anuncio desató una cadena de reacciones. China, predeciblemente, contraatacó con nuevas tarifas sobre productos agrícolas estadounidenses —soya, maíz, carne de cerdo—, apuntando al corazón del electorado rural republicano. También amenazó con restringir la exportación de tierras raras, fundamentales para la fabricación de baterías, chips y armamento de alta tecnología.

El iPhone se convirtió en un símbolo involuntario del nuevo campo de batalla. Aunque es un producto de diseño estadounidense, gran parte de su ensamblaje ocurre en China. Con los nuevos aranceles, su precio en Estados Unidos podría aumentar hasta el 43 % unos 200 dólares, según analistas de JP Morgan. Apple, que ya se enfrentaba a un mercado saturado y una competencia feroz de marcas chinas como Xiaomi o Huawei, se ve atrapada en medio del fuego cruzado.

La Bolsa de Nueva York reaccionó en caída libre. El Dow Jones perdió 600 puntos el mismo día del anuncio, mientras que empresas tecnológicas y automotrices se tambalearon ante el nuevo panorama. General Motors y Tesla, por ejemplo, verán encarecidos muchos de los componentes que importan desde Asia. La Asociación Nacional de Minoristas de EE. UU. alertó que el alza afectará directamente a los consumidores, justo cuando la inflación parecía empezar a ceder.

Aranceles a China

Estados Unidos impondrá  aranceles adicionales del 84 % a todas las importaciones chinas, esto significará que todos los productos del país estarán sujetos a un arancel de al menos el 104 %.

China ya tenía previsto un aumento del 34 % en sus aranceles el miércoles como parte del paquete arancelario “recíproco” de Trump. Sin embargo, el presidente añadió otro 50 % después de que Pekín no se retractara de su promesa de imponer aranceles de represalia del 34 % a los productos estadounidenses antes del mediodía del martes.

Pero más allá de las cifras y las declaraciones  lo que está en juego es el equilibrio global. La guerra comercial es también una guerra por la hegemonía tecnológica, por el dominio en inteligencia artificial, 5G y baterías de litio. Estados Unidos no quiere depender de su rival estratégico. China, por su parte, busca consolidar su liderazgo sin ceder ante lo que considera chantajes del “imperio decadente”.

En Bruselas, Tokio y Brasilia observan con cautela. La Unión Europea teme verse arrastrada en una escalada proteccionista que rompa las cadenas de suministro globales. América Latina, mientras tanto, podría beneficiarse —al menos a corto plazo— como alternativa exportadora para ambos gigantes. Pero el efecto búmeran es una posibilidad real: nadie está realmente a salvo cuando los titanes se pisan los talones.

Todo el Gobierno siempre ha dicho que el presidente Trump está dispuesto a hablar por teléfono. El presidente se reunió con su equipo comercial esta mañana y les ordenó que firmaran acuerdos comerciales a medida con cada país que contacte a esta administración para llegar a un acuerdo”, Jefe de prensa  de la Casa Blanca.

Los senadores republicanos buscan  limitar los poderes arancelarios del presidente Donald Trump  creen que el Congreso debería poder exigir cuentas al Gobierno.

 

Repercusiones de la guerra comercial en América Latina

Aunque la guerra de aranceles entre Estados Unidos y China parece una pelea de titanes lejana, el temblor se sentirá hasta los rincones más insospechados de América Latina. La región podría cosechar beneficios a corto plazo, pero también enfrentará impactos colaterales en varios sectores clave.

 América Latina como proveedor sustituto

Ante la escalada arancelaria, tanto EE. UU. como China buscarán nuevos proveedores de materias primas y productos intermedios. Países como Brasil, México, Argentina y Chile ya aparecen en el radar como reemplazos parciales.

  • Brasil podría aumentar sus exportaciones de soya, carne y mineral de hierro a China, desplazando a EE. UU. en esas categorías.
  • México, por su cercanía y su pertenencia al T-MEC, se perfila como el gran beneficiado en la relocalización de cadenas de suministro (“nearshoring”). Muchas empresas estadounidenses podrían mover fábricas desde China a territorio mexicano.
  • Chile y Perú, grandes exportadores de cobre y litio, podrían encontrar nuevos compradores si las tensiones tecnológicas limitan el acceso de China a ciertos recursos.

Colombia: impacto mixto

Colombia no es un jugador tan relevante en la guerra comercial global, pero sí puede verse afectada de forma indirecta:

  • Café, flores y banano podrían ganar participación en EE. UU. si las importaciones chinas se encarecen, aunque la competencia con otros países latinoamericanos será feroz.
  • El sector minero, especialmente carbón y níquel, podría experimentar una demanda volátil según cómo evolucionen los flujos hacia Asia.
  • La industria manufacturera, en especial textil y autopartes, podría sufrir si el alza de insumos importados (como maquinaria, piezas electrónicas o químicos) encarece la producción local.
  • Si Apple sube precios, el acceso a productos tecnológicos en Colombia podría volverse aún más restringido, en un mercado ya afectado por devaluaciones y bajos salarios.

Apple en la cuerda floja

Apple está en el ojo del huracán. Aunque diseña sus productos en California, ensambla la mayoría en China. Un arancel del 104 % encarecería el iPhone en Estados Unidos, y ese aumento se trasladaría al consumidor en todo el continente, incluyendo América Latina.

  • La compañía ya venía diversificando su producción hacia India y Vietnam, pero un desacoplamiento brusco podría generar cuellos de botella.
  • Sus acciones ya cayeron más de 3 % tras el anuncio de Trump.
  • Otras tecnológicas como Microsoft, Dell, HP y Nvidia también se verán afectadas por la subida de precios en chips, pantallas, baterías y componentes clave.

 Sectores más golpeados a nivel global

  • Automotriz: Tesla, GM, Ford y Toyota verán encarecidos los chips, motores eléctricos, pantallas y piezas electrónicas importadas de Asia.
  • Energía y renovables: paneles solares, turbinas eólicas y baterías serán más costosos. China domina la producción global de estos insumos.
  • Retail y electrónica de consumo: Walmart, Best Buy y Amazon enfrentan costos mayores en electrodomésticos, juguetes, ropa y accesorios.
  • Agricultura: con las represalias de China, productos como la soya, maíz y carne estadounidenses pierden mercado, lo cual podría llevar a una sobreoferta global y caída de precios.

Trump priorizará a Japón y Corea del Sur en las negociaciones arancelarias,   el primer ministro de Japón, Shigeru Ishiba, quien enviará un equipo a Washington para negociar un acuerdo comercial.

China responde a Trump

La amenaza de una escalada entre las dos mayores economías del mundo ya afecta a empresas como Apple y sacude la economía global

El Ministerio de Comercio de China no se guardó nada. Este martes acusó a Estados Unidos de «chantaje» y advirtió que está dispuesto a «luchar hasta el final» si Washington insiste en imponer aranceles desmesurados a las importaciones chinas. La tensión escala, y la posibilidad de una guerra comercial abierta entre ambas potencias ya no es una hipótesis remota, sino una amenaza real con consecuencias globales.

Xi Jinping no puede retroceder

Para el presidente chino, Xi Jinping, la presión es doble. Ceder ante las amenazas de Donald Trump podría ser leído como un signo de debilidad interna, algo inadmisible para un líder que se ha vendido como el arquitecto del «renacimiento nacional». Analistas coinciden en que, a diferencia de otros países como Vietnam, China tiene muy poco margen para dar marcha atrás sin socavar la legitimidad del propio Xi.

Apple, entre los más golpeados

El anuncio de Trump ya golpea de lleno a Apple, cuyo ecosistema depende en gran parte de la manufactura china y asiática. De aplicarse los nuevos aranceles, el precio del iPhone en Estados Unidos podría aumentar hasta un 43 %, según estimaciones de la firma Rosenblatt Securities.

Esto implicaría que el iPhone 16 básico, que hoy cuesta 799 dólares, pasaría a 1.142 dólares. El modelo Pro Max de 1 TB escalaría de 1.600 a 2.300 dólares. Y no solo los iPhones: el iPad, los AirPods y el Apple Watch también se encarecerían significativamente.

¿Por qué es tan grave para Apple?

La mayoría de los componentes que usa Apple provienen de países directamente afectados por los aranceles:

  • China: 54 %
  • Vietnam: 46 %
  • Camboya: 49 %
  • Corea del Sur: 25 %
  • Irlanda: 20 %

Aunque Apple ha intentado diversificar su cadena de producción con operaciones en India, Tailandia e Irlanda, China sigue siendo su corazón logístico. Vietnam, por su parte, ha asumido buena parte del ensamblaje de los AirPods, Apple Watch y MacBooks.

El nuevo paquete arancelario afectará a empresas de tecnología, automóviles, electrodomésticos y energía renovable, muchas de las cuales dependen de insumos y manufactura asiáticos. La guerra comercial no solo amenaza a las grandes corporaciones: también se sentirá en el bolsillo de millones de consumidores.