
El 20 de enero de 2025, Donald Trump se prepara para asumir su segundo mandato como presidente de los Estados Unidos en una ceremonia de toma de posesión que, a diferencia de sus predecesores, promete ser un evento internacionalmente relevante. Tradicionalmente, las investiduras en Estados Unidos no requieren la presencia de jefes de Estado extranjeros, pero con Trump todo ha cambiado. La decisión de invitar a un selecto grupo de presidentes, empresarios y figuras internacionales refleja el estilo único y la visión global del mandatario electo.
Uno de los primeros elementos que resalta en la lista de invitados es la presencia de varios líderes políticos que comparten una visión política y económica similar a la de Trump. Entre ellos destaca el presidente de El Salvador, Nayib Bukele, quien ha sido un firme aliado en términos de políticas migratorias y ha mantenido una relación cordial con el presidente electo de EE. UU. La presencia de Bukele refuerza los lazos entre los dos países, especialmente en momentos en los que se discuten acuerdos de seguridad y cooperación económica.
Otro invitado de peso es el presidente argentino Javier Milei, quien también ha consolidado una relación estrecha con Trump. Milei, conocido por su discurso liberal en lo económico y sus posturas conservadoras, ha sido una figura clave en la política argentina reciente. Su asistencia no solo subraya el apoyo mutuo entre ambos líderes, sino que también refleja la orientación política de Trump, quien busca estrechar vínculos con líderes de la extrema derecha.
La primera ministra de Italia, Giorgia Meloni, será otra de las figuras internacionales presentes. Meloni, quien asumió el cargo en octubre de 2022, ha cultivado una relación cercana con Trump, especialmente en términos de políticas de inmigración y seguridad. Además, Meloni y Trump comparten visiones similares sobre la necesidad de fortalecer la soberanía nacional frente a influencias externas. La líder italiana también ha buscado estrechar lazos con otros aliados clave de Trump, como el magnate Elon Musk, quien tiene intereses estratégicos en Italia.
El caso de China es interesante, ya que Trump extendió una invitación al presidente Xi Jinping, aunque este decidió no asistir. La relación entre Trump y Xi ha sido tensa, especialmente durante la guerra comercial entre ambos países, pero la invitación sugiere que Trump busca abrir canales de diálogo a pesar de las diferencias. Aunque Xi Jinping no asistirá, el gesto muestra que Trump sigue considerando a China como una pieza clave en su política exterior.
El primer ministro de Israel, Benjamin Netanyahu, quien ha sido uno de los aliados más cercanos de Trump durante su primer mandato, también fue invitado, aunque su presencia es incierta. Netanyahu y Trump compartieron un enfoque similar en la política internacional, especialmente en temas como el conflicto israelo-palestino y la relación con Irán. Sin embargo, con la política interna de Israel en constante cambio, su participación en la ceremonia de investidura aún está por confirmarse.
No menos relevante es la figura de Viktor Orbán, el primer ministro de Hungría, quien ha sido un aliado constante de Trump en Europa. Orbán y Trump comparten una visión sobre el nacionalismo económico y las políticas restrictivas hacia la inmigración. La presencia de Orbán en la investidura no solo subraya la relación personal entre ambos, sino también la cercanía política entre el gobierno húngaro y la administración Trump.
En cuanto a España, la invitación fue un tanto atípica. La embajadora en Washington, Ángeles Moreno, será la encargada de representar al gobierno de Pedro Sánchez, quien, según fuentes cercanas, no recibió invitación directa. Sin embargo, un nombre destacado en la lista es el de Santiago Abascal, líder del partido de extrema derecha Vox. Abascal, invitado como parte del grupo «Patriotas por Europa», tiene estrechos lazos con otros líderes europeos de derecha como Marine Le Pen y Matteo Salvini, quienes también se alinean con Trump en sus posturas políticas.
¿Qué empresarios tecnológicos asistirán al acto?
Además de los políticos, Trump también ha extendido su invitación a importantes figuras del mundo empresarial. En este caso, el enfoque está claramente dirigido hacia el sector tecnológico. Empresarios como Elon Musk, Jeff Bezos y Mark Zuckerberg, quienes han tenido interacciones personales con Trump, han confirmado su asistencia. Musk, en particular, ha sido un aliado cercano, apoyando abiertamente la candidatura de Trump en 2024. Su relación con el presidente electo va más allá de los negocios, con proyectos conjuntos en áreas como la energía y la exploración espacial.
Zuckerberg, el CEO de Meta Platforms, ha sido otro empresario destacado que, a pesar de las diferencias políticas con Trump en el pasado, ha estrechado lazos con él en los últimos años. La asistencia de Zuckerberg, junto con Bezos, propietario de Amazon, refleja la creciente influencia de las grandes empresas tecnológicas en la política estadounidense. Ambos empresarios también han donado generosamente a los fondos de inauguración de Trump, lo que subraya el apoyo que el presidente electo ha recibido de la industria tecnológica.
Sam Altman, el director ejecutivo de OpenAI (Chatgpt), también ha sido un donante clave al fondo de la inauguración de Trump. Altman, quien previamente había apoyado financieramente a la campaña de reelección de Joe Biden, ha decidido alinearse con Trump en su segundo mandato. Este tipo de apoyo, que ha venido de figuras clave del sector tecnológico, refleja un cambio de paradigma en la relación entre las grandes corporaciones y el gobierno federal.
Además de los empresarios, Trump ha atraído a otros líderes internacionales que han compartido sus posturas sobre la globalización y la economía. Líderes de derecha en Europa, como el francés Marine Le Pen y el italiano Matteo Salvini, se alinean ideológicamente con Trump, lo que asegura una representación significativa de estos grupos en la toma de posesión.
El 20 de enero, la toma de posesión de Donald Trump no solo marcará el inicio de su segundo mandato, sino que también será un evento que reflejará sus alianzas políticas y económicas. Desde líderes de derecha en Europa hasta magnates tecnológicos y presidentes latinoamericanos, la diversidad de invitados demuestra que Trump está dispuesto a fortalecer relaciones con aquellos que comparten su visión del mundo.
En resumen, la toma de posesión de Donald Trump será una ceremonia que trasciende las fronteras de Estados Unidos. Con un enfoque claro hacia la diplomacia de la derecha y el fortalecimiento de la economía global, el evento será un claro reflejo de los intereses políticos y empresariales que han definido su carrera política. El 20 de enero será, sin duda, un día crucial en la política internacional.