Tensiones y propuestas en la relación entre Colombia y Estados Unidos

Continúa el cruce de mensajes entre Gustavo Petro, presidente de Colombia, y el Gobierno de Estados Unidos, se ha visto marcado por acusaciones cruzadas, amenazas arancelarias y una fuerte propuesta de cambio en la política bilateral.

El detonante de la crisis

La tensión escaló el pasado domingo cuando Trump acusó públicamente a Petro de ser un “líder del narcotráfico”, al tiempo que anunciaba el recorte de la ayuda estadounidense a Colombia y la imposición de nuevos aranceles a sus exportaciones. (

Al mismo tiempo, una acción militar estadounidense en el Caribe —la destrucción de una lancha acusada de tráfico de drogas— generó una airada reacción del Gobierno colombiano, que la calificó como una violación de su soberanía.

El impacto no ha sido solo político: el mercado cambiario colombiano reaccionó con fuerza y el dólar subió de manera abrupta ante la incertidumbre.

El mensaje de Gustavo Petro

Desde su cuenta en la red social X, el presidente Petro extendió un llamado a reconfigurar el vínculo con Estados Unidos, destacando los esfuerzos de su gobierno en materia de lucha contra el narcotráfico y planteando una agenda de reformas. A continuación, el mensaje completo:

“Las guerras que Colombia vive desde hace 5 décadas, primero urbana hasta 1993, después rural, se deben al consumo de cocaína en EEUU; aunque han habido aportes de gobiernos estadounidenses a la paz de Colombia, han sido exigüos y nulos en los últimos años.

Se ha construido una especie de división del trabajo frente a la lucha contra los productores y comercializadores de cocaína: Colombia pone en realidad, el dinero y pone los muertos en la lucha, EEUU pone el consumo.

El consumo en EEUU y el creciente consumo en Europa, son responsables de 300.000 asesinatos en Colombia y de un millón de muertos en América Latina.

En los años de mi gobierno donde se hizo el mayor esfuerzo contra los narcotraficantes, deteniendo la expansión de los cultivos de hoja de coca, ahora solo crecieron un 3 %, en el 2024, y la mitad de los cultivos, desde hace 3 años, están abandonados en la selva, como dice el informe de la ONU, y hemos incautado como nunca en la historia, más de 2.800 toneladas de cocaína con ayuda de agencias de inteligencia europeas y norteamericanas a las que pedí la mayor de su colaboración, sin afectar las leyes nacionales, entonces se quita la única ventaja que se le habían dado a Colombia, en esta lucha desigual: las ventajas arancelarias, que en el gobierno de Trump, se volvieron nulas y ahora se amenaza en contra; así destruyen todo Pacto posible sobre la lucha contra los narcotraficantes, cuyos fondos financieros en el mundo, no son perseguidos.

Le propongo a Trump lo contrario: quitar aranceles a la producción agropecuaria y agroindustrial de Colombia, para fortalecer la producción lícita agraria, invertir en la reforma agraria para que el campesinado pase a tierras fértiles cerca a las ciudades y no adopte la selva como forma de sobrevivencia, estimular los espacios comerciales en EEUU para comprar, por contrato a largo plazo, productos agrarios de las zonas de sustitución de cultivos en Colombia, legalizar la exportación de cannabis como cualquier bien, dada su exclusión de sustancia peligrosa en la ONU, fortalecer la política de prevención al consumo en los EEUU, estudiar científicamente si es necesaria la prohibición o más bien, el consumo responsable y regulado por el Estado, construir un tratado más eficaz de persecución de capitales y bienes de narcos en el mundo.”

Las seis propuestas de fondo

Dentro de ese mensaje, Petro plantea seis ejes para la redefinición de la relación bilateral y del tratado de libre comercio (TLC):

  1. Eliminar los aranceles a la producción agropecuaria y agroindustrial de Colombia.
  2. Invertir en la reforma agraria para dar acceso al campesinado a tierras fértiles cerca a los centros urbanos.
  3. Promover contratos comerciales a largo plazo para compra de productos agrícolas de zonas de sustitución de cultivos.
  4. Legalizar la exportación de cannabis, tras su exclusión de la lista de sustancias peligrosas de la ONU.
  5. Reforzar la política de prevención del consumo en EE. UU. y abrir un debate sobre la efectividad de la prohibición frente a consumo regulado.
  6. Crear un tratado internacional más eficaz para perseguir capitales y bienes del narcotráfico.

¿Qué está en juego?

Colombia ha sido tradicionalmente uno de los aliados clave de EE. UU. en América Latina, especialmente en materia de seguridad, narcotráfico y comercio. La escalada de tensiones —con aranceles, amenazas de corte de ayuda y acusaciones cruzadas— abre una nueva fase en esa relación.

Para Colombia, el impacto podría tocar varios frentes:

  • Exportaciones agropecuarias que podrían verse afectadas por un endurecimiento arancelario de EE. UU.
  • Cooperación en materia de seguridad y lucha contra el narcotráfico, que hasta ahora había tenido respaldo estadounidense.
  • El valor del dólar y la estabilidad macroeconómica ante un eventual deterioro del clima de negocios.

Para Estados Unidos, la postura busca mostrar una línea más dura frente al narcotráfico y la seguridad hemisférica, pero también implica repensar alianzas y el modo de cooperación.

¿Cuál es el panorama?

De cara al futuro inmediato, estos son algunos escenarios que se observan:

  • Si EE. UU. avanza con los aranceles, Colombia podría ver una escalada comercial que reconfigure su modelo exportador agro­industrial.
  • La propuesta de Petro sobre agro y cannabis abre un debate interno y externo sobre producción lícita, mercados alternativos y regulaciones globales del consumo.
  • La cooperación en seguridad, hasta ahora un pilar de la relación, está en riesgo si la interlocución diplomática se deteriora.
  • En lo político, este choque podría marcar un antes y un después en la política exterior colombiana y en el posicionamiento regional.