La trágica muerte de Óscar Gómez Agudelo, periodista y excongresista, ha dejado una estela de conmoción en Armenia. El crimen, ejecutado por un sicario mientras intentaba ingresar a la emisora Rumba del Café, no solo refleja la violencia que se vive en la región, sino también las tensiones políticas y sociales que Gómez Agudelo denunció con valentía antes que las balas asesinas acabaran con la vida del destacado comunicador.
En videos de cámaras de seguridad quedó registrado el momento en que el sicario se acercó al comunicador y le disparó en repetidas ocasiones en la cabeza, causándole la muerte inmediata, luego huyó en una moto que lo esperaba a sólo metros de la puerta de la emisora Rumba del Café. La motocicleta fue abandonada por los sicarios, los investigadores recolectan evidencias y videos del recorrido de los delincuentes.
Semana antes a su muerte, el comunicador había dejado claro que su vida estaba en riesgo. En una entrevista que circuló rápidamente después del homicidio, Gómez Agudelo reveló que había recibido amenazas directas de mafias locales. «Hay mafias que están empoderadas en la ciudad. Pocos se atreven a hablar de ello, pero alguien tiene que enfrentarlas», dijo, mientras admitía que su activismo lo había puesto en el ojo de los poderosos. Por esta razón decidió grabar varias memorias usb que entregó a amigos cercanos, advirtiendo que si algo le ocurría, esas grabaciones serían entregadas a las autoridades.
La situación en Armenia se había vuelto cada vez más tensa, con Gómez Agudelo como uno de los pocos dispuestos a exponer la corrupción local y los problemas estructurales que afectaban a la ciudad. Su programa «La comunidad por la comunidad», transmitido en la emisora Rumba del Café, se convirtió en una plataforma de denuncia, abordando temas como el deterioro de la infraestructura vial, la privatización de servicios públicos y la concesión de entidades a intereses privados. Estas denuncias no solo lo enfrentaron a figuras de poder, sino que también generaron un creciente clima de hostilidad en su contra.
En la emisión de RCN Radio Armenia, donde relató sus amenazas, Gómez Agudelo detalló un incidente particularmente escalofriante: «Me citaron a un apartamento en el norte de la ciudad, donde seis personas, con pistola en mano, me dijeron que dejara de hablar. Me hicieron llorar», explicó. Este episodio, que evidenció el nivel de intimidación que enfrentaba, no fue suficiente para callarlo. A pesar del miedo, siguió adelante con su labor, de denuncias periodísticas
Las autoridades, manifestaron no tener conocimiento de las amenazas previas contra el periodista. El coronel Luis Fernando Atuesta, comandante de la Policía del Quindío, afirmó que no se habían recibido denuncias formales ni se había activado un protocolo de seguridad para Gómez Agudelo por estos hechos.
Tras el homicidio, surgieron más detalles sobre las amenazas que había recibido la emisora y otros periodistas de la región. Felipe Urrea, dueño de la estación radial , denunció la existencia de presiones provenientes de figuras cercanas a la Alcaldía de Armenia, quienes habrían presuntamente amenazado al medio y a sus periodistas, incluido Gómez Agudelo. .
Las autoridades han realizado operativos para localizar a los responsables, y se ha ofrecido una recompensa de 50 millones de pesos por información sobre el crimen. Sin embargo, la pregunta que queda en el aire es si esta respuesta llegará a tiempo para proteger a otros periodistas que, como Gómez Agudelo, siguen arriesgando sus vidas por la verdad.
Óscar Gómez Agudelo, de 60 años, fue un hombre que no solo dejó su huella en el periodismo y la política, sino que también se comprometió a ser una voz crítica frente a los problemas de su comunidad. Su legado queda marcado por su valentía ante las amenazas y su inquebrantable deseo de exponer la corrupción que afecta a su ciudad. En medio del dolor y la rabia que ha generado su muerte, surge la pregunta de hasta cuándo los periodistas seguirán siendo víctimas de un sistema que parece proteger a los criminales y castigar a quienes luchan por la justicia.


