
A horas de asumir la presidencia de Estados Unidos, Donald Trump ya se encontraba en contacto con el presidente chino, Xi Jinping, en una llamada telefónica que dejó entrever el tono que marcaría las futuras relaciones entre ambos países. La conversación, realizada la tarde del 17 de enero, abordó una amplia gama de temas, entre ellos comercio, el tráfico de fentanilo, y la popular aplicación TikTok
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Según los informes de la cadena estatal china CCTV, ambos líderes destacaron la importancia de trabajar juntos para resolver «muchos problemas«. Trump, por su parte , compartió en redes sociales que la llamada había sido “muy buena tanto para China como para Estados Unidos”, sugiriendo que esta sería una base sólida para enfrentar los desafíos bilaterales que se avecinan. “Espero que resolvamos muchos problemas juntos, empezando inmediatamente”, indicó el presidente electo, sin dejar de lado su objetivo de hacer del mundo un lugar “más pacífico y seguro”.
“¡El presidente Xi y yo haremos todo lo posible para que el mundo sea más pacífico y seguro!”, Presidente electo de EEUU Donald Trump
A lo largo de su primer mandato, Trump había mantenido una relación tensa con China, sobre todo por la guerra comercial que desencadenó al imponer aranceles severos a los productos chinos. Sin embargo, parece que tanto él como Xi están dispuestos a entablar un diálogo más fluido.
China, por su parte, informó que enviará al vicepresidente Han Zheng a la ceremonia de toma de posesión de Trump, una decisión que marca una excepción en la tradición diplomática de este tipo de eventos, dado que nunca antes un líder chino había enviado a un representante de tan alto rango a una investidura estadounidense.
El Ministerio de Relaciones Exteriores de China expresó en un comunicado su deseo de fortalecer las relaciones bilaterales, buscando una comunicación más abierta y manejando las diferencias de forma constructiva. «Estamos listos para trabajar con el nuevo gobierno de Estados Unidos para mejorar el diálogo y la cooperación, y buscar relaciones estables y sostenibles», señaló el portavoz de la cancillería.
No obstante, la guerra comercial aún deja cicatrices. En diciembre, Xi Jinping declaró que China estaba dispuesta a dialogar y ampliar la cooperación con Estados Unidos, pero recordó que la confrontación no traería vencedores. La economía global aún se encuentra en un delicado equilibrio, y tanto Washington como Pekín deben gestionar cuidadosamente sus diferencias para evitar nuevas tensiones.
Al cierre de esta crónica, Trump parece estar dando un giro pragmático, dispuesto a abandonar el tono confrontacional de su primer mandato en favor de un acercamiento que, aunque incierto, se perfila como un terreno fértil para nuevas negociaciones. Con los ojos del mundo puestos en las decisiones que tome en los próximos días, el futuro de la relación entre Estados Unidos y China parece estar en un delicado punto de inflexión.
La llamada del 17 de enero, por tanto, es solo el primer capítulo de una historia que promete seguir siendo crucial para la geopolítica global.