Niegan libertad condicional a los hermanos Menéndez: continúan en prisión por el asesinato de sus padres. El caso inspiró serie de Netflix

Por Redacción Internacional | 23 de agosto de 2025

Después de más de tres décadas tras las rejas, los hermanos Erik y Lyle Menéndez no obtendrán la libertad condicional. Así lo determinó esta semana una junta de libertad condicional del estado de California, que concluyó que ambos hombres, condenados en 1996 por asesinar a sus padres en su casa de Beverly Hills en 1989, deben continuar cumpliendo sus penas de cadena perpetua.

Las decisiones fueron emitidas por separado: a Erik se le negó el beneficio el jueves, mientras que Lyle recibió la negativa el viernes, tras una audiencia virtual que duró más de 11 horas y en la que participaron fiscales, familiares y los propios acusados. A pesar del revés, los hermanos aún conservan la esperanza de obtener la libertad mediante una solicitud de clemencia o un nuevo juicio, opciones legales que actualmente se encuentran activas ante la oficina del gobernador Gavin Newsom.


Una historia criminal que sigue despertando interés

El caso Menéndez ha cautivado a la opinión pública durante más de 30 años. El asesinato con un arma de fuego de José y Kitty Menéndez el 20 de agosto de 1989—, junto con los juicios televisados y las alegaciones de abuso infantil, han generado décadas de controversia.

El renovado interés en el caso se ha visto impulsado en los últimos meses por la serie documental de Netflix «Monstruos: La historia de Lyle y Erik Menéndez” vista por millones de personas en todo el mundo, así como por una creciente campaña pública para revisar su condena, a la luz de una comprensión más profunda del abuso infantil.

Los hermanos han sostenido durante años que actuaron por miedo, tras haber sufrido abusos físicos, emocionales y sexuales por parte de su padre. Alegan que su madre también fue cómplice por omisión.


¿Por qué se les negó la libertad condicional?

A pesar de reconocer los avances personales de los hermanos en prisión, los comisionados de la junta consideraron que aún no representan candidatos adecuados para la libertad condicional. Entre los factores clave que pesaron en la decisión destacan:

1. Violaciones a las reglas carcelarias

Ambos hermanos fueron sorprendidos usando teléfonos celulares no autorizados en prisión, un delito que los comisionados consideraron serio. Según la junta, estos dispositivos pueden ser utilizados para coordinar actividades criminales desde la cárcel, y su mera posesión indica complicidad con redes ilícitas al interior del sistema penitenciario.

Erik admitió haber utilizado un celular para comunicarse con su esposa, ver videos en YouTube, pornografía  y acceder a contenidos personales. Lyle, por su parte, argumentó que usó el dispositivo por motivos de privacidad, debido a la vigilancia que, según él, ejercía el personal penitenciario sobre sus llamadas con su familia.

“Su comportamiento fue egoísta”, le dijo el comisionado Robert Barton a Erik Menéndez, señalando que actuar bajo la lógica de que “el fin justifica los medios” no es compatible con una solicitud de libertad condicional.

2. Asociación con pandillas

Erik también fue cuestionado por su presunta vinculación con una pandilla carcelaria conocida como Two Fivers. Reconoció haber colaborado con ellos alrededor de 2013 como una estrategia de supervivencia en un ambiente que describió como “extremadamente violento”.

“Prioricé mi autoprotección sobre las reglas”, dijo, argumentando que en ese entonces no creía tener posibilidad alguna de obtener la libertad algún día.

Además, se protegería de abusos al interior del penal.

3. Falta de claridad sobre el asesinato de su madre

Uno de los temas que más preocupó a la junta fue la naturaleza del asesinato de Kitty Menéndez, madre de los hermanos. Según los comisionados, el nivel de violencia y la falta de compasión evidenciada en ese momento sigue siendo “profundamente alarmante”.

“Dispararle nuevamente a su madre fue un acto despiadado”, señaló la comisionada Julie Garland a Lyle Menéndez. También cuestionó las acciones posteriores al crimen, como mentir a la policía y tratar de desviar las investigaciones.


Rehabilitación y vida en prisión

A lo largo de las audiencias, tanto Erik como Lyle enfatizaron los esfuerzos que han hecho por rehabilitarse. Han participado en programas educativos, liderado grupos de apoyo, mantenido relaciones estables y contribuido al bienestar de otros reclusos.

Consideramos que su arrepentimiento es genuino. Ha sido un recluso ejemplar en muchos sentidos, demostrando potencial de cambio”, reconoció Garland. Sin embargo, también añadió que Lyle aún presenta “rasgos de personalidad antisocial como el engaño, la minimización y la ruptura de normas”, elementos que socavan su credibilidad.


El caso en contexto

Lyle y Erik Menéndez, quienes fueron condenados en 1996 por el asesinato de sus padres —José y Kitty Menéndez— y cuya defensa alegó que habían sufrido años de abuso sexual, físico y emocional por parte de su padre, lo cual habría desencadenado esa trágica violencia

 

¿Qué denuncias se hicieron contra el padre de los Menéndez?

  • Durante los juicios (1993 y 1996), los hermanos afirmaron que su padre les había abusado sexualmente desde que eran niños. Sin embargo, en el segundo juicio la mayoría de esas pruebas fueron excluidas por el juez, y el jurado finalmente los declaró culpables de asesinato en primer grado. Fueron condenados a cadena perpetua sin posibilidad de libertad condicional

Un caso en revisión

Los Menéndez han sido considerados como presos de “riesgo moderado” por la junta evaluadora, un nivel que, según estadísticas, rara vez resulta en la concesión de libertad condicional en California.

No obstante, el proceso no está cerrado. Ambos hermanos podrán solicitar una revisión administrativa en un año, lo que podría anticipar nuevas audiencias dentro de 18 meses, en lugar del plazo habitual de tres años.

También tienen solicitudes de clemencia activas ante el gobernador Gavin Newsom, quien posee la facultad de revocar decisiones de la junta de libertad condicional en casos excepcionales.


Apoyo familiar y comunitario

Varios familiares, incluyendo la tía paterna Teresita Baralt, expresaron su apoyo durante las audiencias. Baralt, declaró: “Aunque amo a mi hermano, he perdonado completamente a Erik. Son hombres diferentes a los que conocí hace décadas”.

Otros miembros de la familia también manifestaron su disposición a acogerlos en caso de ser liberados. Natascha Leonardo, sobrina nieta de Kitty Menéndez, se ofreció a brindarles un hogar en Colorado con “amor incondicional y estabilidad”.

Sabemos que son buenos hombres que han trabajado para rehabilitarse y están arrepentidos”, dijo la familia en un comunicado. “Seguiremos apoyándolos en el camino que queda por delante”.


¿Qué sigue?

Aunque la puerta de la libertad condicional se cierra, al menos temporalmente, el caso Menéndez está lejos de llegar a su fin. Las solicitudes legales pendientes, el apoyo familiar y el renovado interés del público seguirán marcando el destino judicial de los hermanos.

Del éxito al horror: las claves del caso Menéndez, el crimen que aún sacude a Estados Unidos

Una noche calurosa de verano, el 20 de agosto de 1989, José Menéndez —un influyente ejecutivo de la industria musical— y su esposa Kitty fueron asesinados a tiros en su mansión de Beverly Hills. La residencia, antigua propiedad de celebridades como Elton John y Michael Jackson, fue el escenario del crimen que conmocionó a todo Estados Unidos. Los autores fueron sus propios hijos: Lyle, de 21 años, y Erik, de 18.

En ese momento, la historia se narró como un caso de ambición desmedida: dos jóvenes privilegiados que, tras heredar 14 millones de dólares, gastaron a manos llenas en relojes, coches deportivos y un fallido restaurante en Nueva Jersey. Sin embargo, la narrativa ha comenzado a cambiar. Hoy, más de treinta años después y tras nuevos testimonios y evidencias, el caso Menéndez se reescribe con un giro sombrío: el foco ya no está solo en los hermanos, sino en la figura de su padre, José Menéndez.


El ascenso de un magnate

José Menéndez nació en Cuba en una familia acomodada. Cuando Fidel Castro tomó el poder en 1959, emigró a Estados Unidos con apenas 16 años. En Illinois conoció a Mary Louise Andersen, una reina de belleza a quien todos llamaban Kitty. Se casaron y comenzaron una nueva vida en Nueva York, donde José inició una meteórica carrera en la industria del entretenimiento.

Trabajó para RCA y llegó a ser presidente de Ariola, una división de discos donde impulsó el auge de artistas internacionales como Menudo, Duran Duran y Eurythmics. Fue una figura clave en la expansión del pop latino y del negocio musical global durante los años 80. A simple vista, era el prototipo del sueño americano. Pero según sus hijos, su éxito público contrastaba con una vida privada marcada por el abuso.


Del silencio al escándalo

Durante el primer juicio en 1993, los hermanos Menéndez relataron con detalles estremecedores los supuestos abusos sexuales que sufrieron desde los seis años por parte de su padre. Lyle aseguró que José le hacía creer que las relaciones sexuales entre hombres eran normales desde la época de la antigua Grecia. También afirmó que su padre le tomó fotos íntimas, halladas más tarde entre imágenes de cumpleaños familiares.

Erik contó cómo temía ir a dormir por las noches, y Lyle recordó haberle pedido ayuda a su madre. Según él, Kitty respondió que exageraban y que su padre los amaba.

En la segunda instancia judicial de 1996, muchas de esas pruebas fueron descartadas. El jurado los encontró culpables de asesinato en primer grado y los condenó a cadena perpetua sin posibilidad de libertad condicional. La opinión pública, influenciada por los gastos excesivos tras el crimen, los retrató como fríos y codiciosos.


El caso que nunca muere

La historia habría terminado ahí, de no ser por una serie de revelaciones que han vuelto a abrir el debate social y legal.

En 2023, Roy Roselló, exintegrante del grupo Menudo —uno de los talentos que José Menéndez representaba—, denunció en una docuserie haber sido drogado y abusado sexualmente por el empresario cuando era adolescente. Poco después, salió a la luz una carta escrita por Erik en 1988, un año antes del crimen, en la que describía con angustia el abuso que estaba sufriendo por parte de su padre.

“Cada noche me quedo despierto pensando que él podría entrar”, escribió Erik en la carta, dirigida a un familiar.

Estas revelaciones dieron pie a una revisión del caso. En 2024, la Fiscalía de Los Ángeles anunció que evaluaría las nuevas evidencias. En abril de 2025, un juez permitió que los hermanos continuaran su lucha por acceder a libertad condicional.


Un juicio mediático que marcó época

El juicio de los hermanos Menéndez fue uno de los primeros en ser televisado en la historia de Estados Unidos. Durante semanas, el país siguió cada declaración y cada lágrima. Lyle fue el primero en confesar el crimen, en una sesión con su terapeuta que acabó con su arresto. Erik, que se encontraba en Israel, regresó voluntariamente para entregarse.

La cobertura convirtió el caso en un espectáculo, una mezcla entre drama familiar, crimen y crítica social. Décadas después, documentales, películas y series —como la reciente producción de Netflix— mantienen vivo el interés del público.


Claves para entender el caso Menéndez:

  • Fecha del crimen: 20 de agosto de 1989, en Beverly Hills.
  • Víctimas: José Menéndez, ejecutivo musical; Kitty Menéndez, ama de casa.
  • Autores: Sus hijos, Lyle (21) y Erik (18).
  • Motivación según la fiscalía: Codicia y herencia millonaria.
  • Motivación según la defensa: Años de abuso sexual y psicológico.
  • Condena: Cadena perpetua sin libertad condicional (1996).
  • Nuevas pruebas: Carta de Erik y testimonio de Roy Roselló.
  • Estado actual: Posibilidad de libertad condicional en evaluación desde 2025.

Por ahora, Erik y Lyle Menéndez continúan en prisión, mientras el sistema de justicia de California decide si su historia termina entre rejas o si aún queda espacio para una segunda oportunidad.


Redacción Judicial | www.tunoticia.com
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