«Memorias de un Loco Sensible»: La Trágica Historia detrás del Asesinato del Urológo

Como si se tratara de un libro a publicar, en 362 páginas, tituladas “Memorias de un loco sensible”, Jhon Ferney Cano señalado como el homicida del urólogo Juan Guillermo Aristizábal, en la mañana del jueves 18 de abril, quien luego de asesinar con un revolver al médico, prendió fuego al despacho y se suicidó, cuenta sus problemas tras un procedimiento médico.

En el silencio de su duelo, su esposa María Isabel Trujillo, sus hijos, Paulina y Miguel y amigos del reconocido médico no entienden porque este hombre acabo con la vida del galeno de 58 años, quien también era docente de neurología y semiología,  ya había reportado amenazas, intimidaciones  por parte del paciente, que padecía un trastorno psiquiátrico, y descargó todo su dolor hacia doctor Aristizábal.

En un consultorio de la Clínica Medellín, se tejió esta tragedia. John Ferney Cano González, un hombre de 34 años, aparentemente común, llevaba consigo un oscuro resentimiento que se alimentaba de una experiencia médica traumática. Con el título de «Memorias de un Loco Sensible», Cano González plasmó en 362 páginas su obsesión, su dolor y su sed de venganza hacia el médico Juan Guillermo Aristizábal Vásquez.

El Origen de la Obsesión

Cano González relata su infancia marcada por la violencia intrafamiliar y los conflictos sociales en su entorno de Itagüí y el Urabá antioqueño. Criado en una familia de clase media baja, su vida estuvo plagada de dificultades desde temprana edad. Sin embargo, fue el fatídico procedimiento médico del 21 de octubre de 2021 lo que desencadenó su espiral descendente hacia la obsesión y la venganza. Una circuncisión realizada por el Dr. Aristizábal se convirtió en el punto de quiebre, el «inicio de su tragedia».

La Escritura de la Condena

En su extenso relato, que sus familiares encontraron en su computador personal, Cano González expone su odio hacia el gremio médico, especialmente hacia los urólogos, a quienes retrata como mercenarios sin escrúpulos guiados por la codicia. Revela detalles íntimos de su vida, sus esfuerzos por buscar solución a sus problemas de salud y las múltiples consultas médicas que realizó en un intento desesperado por encontrar alivio.

La Transformación del Dolor en Obsesión

Con meticulosidad, el homicida narra su transformación gradual en un obsesionado con la figura del Dr. Aristizábal. Cada página está impregnada de resentimiento, describiendo al médico como un villano que lo condenó a un sufrimiento insoportable. Las amenazas y los deseos de venganza se entrelazan con sus intentos de mejorar su salud.

“Para agosto de 2020, conocería a quien considero mi mayor enemigo, un infame del cual me arrepiento amargamente haber conocido, un tipo que traería desgracia a mi vida y llamado Juan Guillermo Aristizábal Vásquez. ¿Cómo pude haber caído en sus asquerosas garras?, maldito hijo de puta. Mentiroso y traidor. ¿Cómo pude haber confiado en semejante basura?, esto fue una mutilación»

Ese infame se ha topado con la persona equivocada, lo odio como nunca había odiado a alguien. Es un sentimiento indescriptible, de solo pensar en esa escoria imagino en mi mente fulminarlo en reiteradas ocasiones con una pistola hasta perforar todos sus asquerosos órganos, especialmente su putrefacto corazón”: Texto de John Ferney Cano González

El texto se convierte en un viaje a través de la mente perturbada de Cano González, donde el odio y la obsesión se entrelazan en una danza macabra. Su resentimiento hacia el médico se intensifica con el paso del tiempo, alimentado por la falta de soluciones médicas y la sensación de abandono por parte del sistema de salud.

El Fin Trágico

El desenlace llega, con frialdad  Cano González, en un acto de violencia extrema, arrebata la vida del Dr. Aristizábal en su propio consultorio, poniendo a la vez fin a su vida. Su último acto, plasmado en una carta dirigida a su hermano, revela la oscuridad que lo consumió hasta el último aliento.

En el último capítulo del texto, días antes de su trágica muerte escribió una carta a uno de sus hermanos, que dice:

“El destino me ha brindado la oportunidad de castigar por propia mano a quien por unos miserables peso, osó lesionarme gravemente. He meditado durante bastante tiempo esta decisión, y he llegado a la conclusión de que necesito hacer esto para sentirme bien conmigo mismo”, mis últimos meses han sido realmente horribles, mi dolor me ha llevado al límite. Y agregó: “Tú tienes el derecho de guardar silencio, y te pido que lo guardes para mí. Procura sellar mi ataúd, para que los demás dejen de insinuar cosas que no son. No quisiera ser exhibido, y tampoco que se pongan los típicos carteles con mi nombre, evita todo eso, te lo pido por favor”.

Revelaciones tardías sobre el sufrimiento del autor, su búsqueda desesperada de alivio y su trágico desenlace dejan una pregunta flotando en el aire: ¿Podría haberse evitado esta tragedia si se hubiera prestado atención a las señales de su sufrimiento?.