Máxima tensión entre Caracas y Washington: Maduro advierte con “lucha armada” mientras Trump lo acusa de narcoterrorismo

2 de septiembre de 2025 – Caracas, Venezuela / Washington, EE.UU.

La tensión diplomática y militar entre Venezuela y Estados Unidos ha alcanzado su punto más álgido en años. En medio de acusaciones cruzadas, amenazas de confrontación y despliegues militares en el Caribe, el presidente venezolano, Nicolás Maduro, aseguró que el país sudamericano enfrenta “la mayor amenaza del siglo” y advirtió que, de producirse una agresión directa, “Venezuela pasaría inmediatamente al período de lucha armada”.

Al mismo tiempo, el gobierno del presidente estadounidense Donald Trump elevó el tono, acusando a Maduro de ser “una amenaza directa a la seguridad nacional” por su presunto liderazgo en una red internacional de narcotráfico, por la cual ya pesa sobre él una recompensa de 50 millones de dólares ofrecida por el Departamento de Justicia.

Buques de guerra y misiles en el Caribe

La escalada comenzó el pasado 7 de agosto, cuando la secretaria de Justicia de EE.UU., Pam Bondi, anunció el aumento de la recompensa por Maduro —ya imputado en 2020 por cargos de narcotráfico—, afirmando que se trata de “uno de los narcotraficantes más poderosos del mundo”.

Poco después, la Casa Blanca autorizó el despliegue de al menos ocho buques de guerra en el Caribe sur, acompañados por unidades de inteligencia aérea, submarinos y más de 4.000 efectivos militares, con la justificación oficial de proteger los intereses estratégicos de Estados Unidos ante un “riesgo regional creciente”.

Maduro respondió con una serie de declaraciones:

“Estamos bajo una amenaza extravagante, injustificable, inmoral y absolutamente criminal”, afirmó en una conferencia de prensa con medios internacionales desde Caracas.
“Si Venezuela fuera agredida, declararíamos constitucionalmente la República en armas y pasaríamos a la lucha armada para defender nuestra soberanía, la historia y la paz de nuestro pueblo.”

Canales abiertos, pero relaciones rotas

Pese al tono confrontativo, Maduro se mostró moderado al referirse directamente a Donald Trump.

“No tengo ninguna animadversión contra el presidente Trump. Si quiere la paz, en Venezuela somos su aliado”, dijo. Y agregó: “Trump es un hombre audaz, pero el ‘estado profundo’ no lo va a dejar.”

Según el mandatario venezolano, dos canales de comunicación informal aún estarían abiertos con la administración estadounidense: uno con John McNamara, encargado de asuntos venezolanos en la embajada de EE.UU. en Colombia, y otro con Richard Grenell, enviado especial de Trump. Sin embargo, advirtió que ambos están “maltrechos”.

En contraste, Maduro arremetió con dureza contra el secretario de Estado, Marco Rubio, a quien calificó como “el señor de la guerra”, acusándolo de impulsar una agenda de cambio de régimen desde Miami:

“Rubio quiere mancharle las manos de sangre al presidente Trump”, aseguró.

También responsabilizó a la “mafia de Miami” de haber “miamizado” la política exterior de Estados Unidos hacia América Latina:

“Amenazar a Venezuela es amenazar a todo el continente. Te metes con uno, te metes con todos”, concluyó.

Narcotráfico y política: dos frentes abiertos

La estrategia de la Casa Blanca en esta nueva etapa parece haberse desplazado del reclamo por la democracia venezolana al eje de seguridad nacional y narcotráfico.

La CELAC convoca a reunión urgente

La preocupación regional también ha crecido. La Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC)convocó a una reunión de urgencia para tratar el tema del despliegue militar estadounidense en el Caribe y su impacto potencial en la estabilidad regional.

En paralelo, el Gobierno venezolano ha intensificado su movilización militar interna, convocando a ejercicios de alistamiento de tropas y milicias populares durante dos fines de semana consecutivos.

Un escenario impredecible

El panorama es incierto. La reciente reanudación de exportaciones de petróleo venezolano a través de Chevron y un intercambio de prisioneros entre Caracas y Washington parecían abrir una puerta al diálogo semanas atrás. Sin embargo, la rápida militarización de la región y las acusaciones de narcoterrorismo han vuelto a situar a ambos países al borde de una confrontación.