Desde su contundente victoria electoral en noviembre, el exitoso Empresario Donald Trump ha sido un imán para los CEO más influyentes y ricos del mundo. En una muestra palpable de cómo los negocios y la política se entrelazan en la era moderna, al menos diez directores ejecutivos han viajado a Mar-a-Lago o se han reunido con Trump en persona, algunos con un cheque de un millón de dólares en mano para su toma de posesión.
Este desfile de poderosos empresarios no solo refleja la victoria política de Trump, sino también la creciente necesidad de los grandes líderes empresariales de estar cerca de quien ostenta el poder presidencial para influir en políticas que podrían tener un impacto significativo en sus intereses empresariales.
Donald Trump, presidente electo publicó en X hace unos días este mensaje: “¡TODOS QUIEREN SER MIS AMIGOS!”
El ejemplo más claro de esta dinámica de poder se encuentra en Elon Musk, el CEO de SpaceX y Tesla, cuyo ascenso a la política estadounidense fue impulsado por su respaldo explícito a Trump. Tras comprar Twitter en 2022, Musk no solo se alineó con el presidente electo, sino que también se convirtió en un actor clave en su círculo de confianza. Con un patrimonio que lo convierte en el hombre más rico del mundo, Musk ha invertido más de 260 millones de dólares en la campaña de Trump, consolidándose como una de las figuras más poderosas dentro del ámbito político y empresarial estadounidense.
En los últimos meses, Musk ha jugado un papel fundamental en la esfera política, participando en decisiones clave que han dejado huella en el gobierno de Trump.
El acercamiento de Musk a Trump también se refleja en su participación en el recién creado Departamento de Eficiencia Gubernamental, junto con el empresario y político Vivek Ramaswamy. La creación de este nuevo departamento, que tiene como objetivo mejorar la eficiencia del gobierno, simboliza el grado de confianza que Trump ha depositado en Musk para ayudar a implementar sus políticas.
Sin embargo, Musk no es el único CEO en este selecto grupo de empresarios que han buscado un lugar en la mesa de Trump. En una cena en Mar-a-Lago, el presidente electo también se reunió con Jeff Bezos, el fundador de Amazon, con quien ha tenido una relación mas distance. A pesar de las tensiones previas, la invitación de Trump a Bezos a su cena inaugural en diciembre fue descrita por una fuente cercana como “amistosa”, lo que demuestra que incluso las figuras más polarizadas en el mundo empresarial desean estrechar lazos con el presidente electo. Trump, siempre consciente de su imagen pública, se apresuró a publicar en su cuenta de X (antes Twitter) al día siguiente: “¡TODOS QUIEREN SER MIS AMIGOS!”
A lo largo de esta serie de encuentros, el patrón es claro: los grandes empresarios no solo buscan apoyo político; también desean ser parte del círculo cercano del poder. La relación entre los CEO y Trump se ha convertido en una danza delicada de influencia mutua, donde los intereses empresariales se entrelazan con las decisiones políticas que pueden determinar el rumbo del país. En este contexto, figuras como Ek, el CEO de Spotify, también han tomado un lugar destacado, compartiendo con Trump estadísticas sobre el éxito de sus entrevistas en plataformas de podcast.
Las Reuniones de Trump con CEO de la Tecnología y la Industria
Las recientes reuniones del presidente electo Donald Trump en Mar-a-Lago han reunido a algunos de los nombres más influyentes del mundo empresarial, particularmente en el sector tecnológico. Entre los asistentes, se incluyen figuras como Mark Zuckerberg, fundador de Meta; Sundar Pichai, CEO de Google; Sergey Brin, cofundador de Alphabet Inc.; Tim Cook, director ejecutivo de Apple; Jeff Bezos, fundador de Amazon; y Ted Sarandos, codirector ejecutivo de Netflix, quien, a pesar de ser un donante demócrata de larga data, también se reunió con Trump esta semana.
Para muchos de estos CEO, estos encuentros representan una oportunidad para suavizar las tensiones previas y reconstruir puentes con un presidente con el que, en ocasiones, mantuvieron relaciones frías. Las reuniones se han convertido en una forma de iniciar una distensión en sus vínculos con Trump, cuyo mandato estuvo marcado por sus políticas regulatorias agresivas hacia las grandes tecnológicas.
Un aspecto clave de estos encuentros es el fortalecimiento de la relación personal entre Trump y los directores ejecutivos, pero también sirven para abordar cuestiones políticas y económicas fundamentales. Los ejecutivos de empresas como Amazon, Meta, OpenAI y Uber, entre otros, no solo han hecho donaciones millonarias para la toma de posesión de Trump, sino que ahora buscan influir en las políticas del futuro presidente. En su primera cena con Zuckerberg, el fundador de Meta le mostró un par de gafas de sol Ray-Ban, que luego le regaló a Trump.
Uno de los temas clave que se discuten en estas reuniones es el destino de TikTok, la aplicación china que se enfrenta a crecientes presiones regulatorias en Estados Unidos. Trump, quien en su mandato anterior ya había intentado prohibir la aplicación por razones de seguridad nacional, se reunió con Shou Chew, el director ejecutivo de TikTok, en Mar-a-Lago. Esta conversación cobra relevancia, ya que TikTok está buscando que la Corte Suprema de EE. UU. intervenga en una disputa judicial sobre su uso en el país, lo que podría definir el futuro de la plataforma.
Las reuniones de Trump no se limitan al ámbito tecnológico. También ha mantenido conversaciones con ejecutivos de industrias clave como la farmacéutica. En un encuentro con altos directivos de Eli Lilly, Pfizer y la Asociación Farmacéutica de Investigación y Fabricación (PhRMA), Trump abordó temas candentes como los altos precios de los medicamentos y el papel de los administradores de beneficios de farmacia (PBM). En una declaración provocadora, Trump comentó: “No sé quiénes son esos intermediarios, pero son ricos”, antes de prometer: “Vamos a acabar con ellos. Vamos a reducir los precios de los medicamentos a niveles nunca vistos antes”.
Por si fuera poco, esta semana Trump tiene previsto reunirse con los directivos de Walmart, una de las mayores multinacionales del mundo. Estas reuniones, junto con las discusiones sobre políticas económicas y regulatorias, indican que Trump está buscando definir sus prioridades para su próximo mandato, con el apoyo directo de algunos de los empresarios más poderosos de la nación.
Estos encuentros no solo buscan fortalecer relaciones, sino también marcar el rumbo de políticas que podrían tener un impacto significativo en la economía estadounidense y en sectores clave como la tecnología, la farmacéutica y el comercio minorista.
El desfile de CEO que han visitado a Donald Trump desde su victoria electoral revela una intersección entre poder empresarial y político sin precedentes. A través de estos encuentros, Trump ha logrado consolidar un círculo de influyentes aliados empresariales, cuyos intereses van más allá de las políticas fiscales y regulatorias, abarcando incluso decisiones estratégicas de alto nivel que podrían afectar tanto a sus empresas como a la economía global. A medida que la presidencia de Trump avanza, queda claro que la relación entre los CEO más poderosos y el presidente electo será una de las fuerzas más determinantes en el escenario político estadounidense.