
Las letras del reguetón, con su característico ritmo y su influencia global, se encuentran hoy en el centro de un debate que ha llegado hasta el Congreso colombiano. La senadora Karina Espinosa, del Partido Liberal, ha presentado un proyecto de ley que busca eliminar del espectro musical aquellas canciones que, según ella, hacen apología al abuso de menores, el consumo de drogas y la violencia de género.
El detonante: +57 y su impacto
El debate comenzó con el lanzamiento de +57, una colaboración de artistas como Karol G, J Balvin, Maluma y Feid. Esta canción, según la Defensoría del Pueblo, fomenta la narcocultura y la sexualización de menores, dos problemas profundamente enraizados en la realidad colombiana. La defensora Iris Marín, en una carta abierta a los artistas, destacó la gravedad de los 21.461 casos de presunta violencia sexual contra menores registrados este año, y pidió reflexionar sobre el impacto de su música en un país herido por estas problemáticas.
La controversia se intensificó cuando Espinosa, respaldada por la senadora Sonia Bernal, radicó un proyecto legislativo que pretende sancionar las letras de canciones con contenido inapropiado para menores.
¿Censura o protección?
Espinosa sostiene que géneros como el reguetón y la música popular no son inofensivos. Según ella, estas canciones “promueven la destrucción del tejido social” al glorificar el consumo de sustancias psicoactivas, el abuso sexual infantil y los feminicidios. En su propuesta, la congresista incluye un listado de canciones que deberían ser “borradas” de las plataformas:
- La Groupie – De La Ghetto
- Delincuente – Tokischa y Anuel AA
- Cuatro Babys – Maluma y Bryant Myers
- La Quemona – Michelle Master Boys
- Mami Qué Fue – Maxiolly Pirlo
- Esclava – Bryant Myers
Espinosa no es ajena a las polémicas legislativas: en abril pasado, presentó una iniciativa para “eliminar la infidelidad” en Colombia. Ahora, su nueva propuesta ha avivado el debate sobre la delgada línea entre proteger a los menores y vulnerar la libertad de expresión.
El proyecto de Espinosa es dificil de adelantar ya que el acceso a la música es global y casi imposible de controlar, gracias a plataformas como Spotify y YouTube.
Un debate ético y legal
Organizaciones culturales y defensoras de derechos han cuestionado la iniciativa, señalando que podría sentar un precedente peligroso para la libertad artística. Mientras tanto, Espinosa argumenta que estudios recientes respaldan su propuesta: según investigaciones, la exposición a letras con contenido sexual está asociada con conductas como el sexting entre adolescentes.
Por otro lado, críticos de la senadora señalan que responsabilizar exclusivamente a la música por problemas sociales como el abuso infantil o la violencia de género es simplista y distrae la atención de políticas públicas necesarias para abordar estas problemáticas.
El futuro de la música y la ley
El proyecto, bautizado extraoficialmente como la “Ley de Letras Decentes”, enfrenta un camino lleno de obstáculos en el Congreso, pero su mera existencia ha desatado una conversación urgente sobre el impacto cultural de la música.