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La solemnidad del Salón Elíptico del Capitolio Nacional, lugar reservado para honrar a los grandes de la vida pública colombiana, fue interrumpida hoy por el sonido más humano y desgarrador del duelo: el llanto contenido, el abrazo entre generaciones, la inocencia enfrentada a la tragedia. Allí, ante el féretro cubierto por la bandera de Colombia, descansan los restos del senador y precandidato presidencial Miguel Uribe Turbay, asesinado a los 39 años en un atentado que ha marcado profundamente la historia reciente del país.
El momento más conmovedor de la jornada se vivió cuando Alejandro, su hijo de apenas 4 años, llegó de la mano de su madre, María Claudia Tarazona, al recinto. El niño, vestido de blanco, caminó tímidamente entre los escaños de la Cámara hasta detenerse frente al féretro de su padre. Allí, en medio de un silencio que pesaba más que cualquier palabra, se aferró con fuerza a su abuelo, Miguel Uribe Londoño, en un abrazo que pareció intentar contener la magnitud del dolor compartido.
El pequeño, con una flor blanca que su abuelo le entregó, se acercó al ataúd. Tocó la madera con suavidad, señaló la fotografía de su papá, luego el cielo. Su madre, en un gesto íntimo y lleno de simbolismo, le susurró al oído mientras señalaba las alturas. Nadie escuchó sus palabras, pero todos entendieron el mensaje: su padre no se ha ido del todo.
Una familia marcada por la historia
El de hoy no fue un adiós cualquiera. Fue la despedida de un hombre que había hecho de la política una misión de vida, y que llevaba en su sangre la huella de una familia marcada por la historia y el dolor. Como él mismo recordó en múltiples ocasiones, Miguel Uribe también perdió a su madre cuando era un niño. Quedó entonces al cuidado de su abuela, doña Nydia Quintero de Turbay —quien falleció hace apenas un mes—, su hermana Carolina Hoyos, y su padre, quienes lo acompañaron desde la niñez hasta su ascenso en la vida pública.
Concejal de Bogotá, secretario de Gobierno, representante a la Cámara, senador y precandidato presidencial, Uribe Turbay había construido una carrera sólida, con una narrativa centrada en la reconciliación nacional, la defensa de la democracia.
La tragedia
El 7 de junio de 2025, durante un evento político en Modelia, un joven de apenas 15 años disparó contra el senador, causándole heridas graves que lo mantuvieron en estado crítico durante más de dos meses. A pesar de los esfuerzos médicos en la Fundación Santa Fe, Miguel Uribe falleció el 11 de agosto, rodeado de su familia. Su esposa, en una desgarradora publicación, lo despidió con un mensaje que rápidamente se hizo viral:
«Siempre serás el amor de mi vida. Gracias por una vida llena de amor, gracias por ser un papá para las niñas, el mejor papá para Alejandro… Espérame, que cuando cumpla mi promesa con nuestros hijos, iré a buscarte y tendremos nuestra segunda oportunidad.»
Homenaje en el Congreso
Desde el lunes 11 de agosto, el Capitolio Nacional ha albergado su cámara ardiente. En el mismo espacio que un mes antes despidió a su abuela, ahora reposa él, en un acto cargado de simbolismo, historia y dolor.
Familiares, colegas del Senado y la Cámara, así como ciudadanos que hacían fila desde la madrugada, han acudido a rendirle homenaje. La imagen de María Claudia Tarazona vestida de blanco, besando la frente de su hijo Alejandro, quien sostenía con fuerza una flor blanca frente al ataúd, ha recorrido el país y tocado miles de corazones. Es el retrato de un dolor íntimo convertido en símbolo colectivo.
A 34 años del asesinato de Diana Turbay, su nieto repite la tragedia: la historia cíclica de dolor en la familia Uribe Turbay
La historia parece haberse detenido en un bucle trágico para la familia Turbay. Treinta y cuatro años después del asesinato de la periodista Diana Turbay Quintero, su hijo, el senador Miguel Uribe Turbay, ha muerto también víctima de la violencia. Este lunes 11 de agosto, Colombia recibió con consternación la noticia del fallecimiento del congresista y precandidato presidencial, tras luchar durante más de dos meses por su vida luego de un atentado armado.
La escena de este lunes en el Capitolio Nacional, donde se instaló su cámara ardiente, evocó con doloroso paralelismo la imagen de 1991. Aquel entonces, un niño Miguel Uribe, de apenas cinco años, caminaba de la mano de su padre Miguel Uribe Londoño y su abuela Nydia Quintero de Turbay, acompañando el ataúd de su madre, Diana Turbay, asesinada el 25 de enero de ese año durante un intento fallido de rescate de su secuestro.
Hoy, más de tres décadas después, su hijo Alejandro, también de cuatro años, repite ese dolor infantil: de la mano de su madre María Claudia Tarazona y de su abuelo, camina hacia el féretro de su padre. Una historia que se repite con una crudeza.
La violencia que ha perseguido a una familia
Diana Turbay, reconocida periodista y directora de la revista Hoy por Hoy, e hija del expresidente Turbay fue secuestrada en 1990 por orden del narcotraficante Pablo Escobar, como parte de su estrategia para presionar al Estado colombiano en contra de la extradición. Permaneció en cautiverio por más de cinco meses, hasta que el 25 de enero de 1991, durante un operativo de rescate en medio de un fuego cruzado, fue gravemente herida por impactos de bala. Aunque llegó con vida al hospital más cercano, falleció minutos después. Tenía 40 años.
La muerte de Diana fue el primero de varios hechos violentos que han marcado a los Turbay. Cinco miembros de la familia han muerto en circunstancias trágicas, entre ellos figuras públicas y políticas. Miguel Uribe Turbay es ahora el último nombre añadido a esa dolorosa lista.
Una historia que se repite
El asesinato de Miguel Uribe Turbay revive viejas heridas, no solo para su familia, sino para un país que aún no logra blindar la política de la violencia. El atentado en su contra, ocurrido el pasado 7 de junio durante un acto público en Bogotá, fue perpetrado por un menor de 15 años. Desde entonces, el senador fue sometido a múltiples cirugías en la Fundación Santa Fe, donde finalmente falleció el pasado lunes.
En el acto de homenaje en el Congreso, las lágrimas de Miguel Uribe Londoño, padre del senador asesinado, se mezclaron con los recuerdos de un dolor que ya conocía. La imagen de su nieto Alejandro abrazándolo frente al ataúd, imitando sin saberlo la escena vivida por su padre en 1991, estremeció al país entero.
Miguel Uribe Turbay se convierte hoy en el sexto candidato presidencial asesinado en la historia de Colombia, uniéndose a una trágica lista que incluye a Jaime Pardo Leal, Luis Carlos Galán, Bernardo Jaramillo Ossa, Carlos León Pizarro y Jorge Eliécer Gaitán.
De madre a hijo: víctimas de la misma historia
Mientras Colombia despide a Miguel Uribe Turbay como líder político, la familia enfrenta un duelo que trasciende generaciones. Diana Turbay fue madre por pocos años; Miguel, por apenas cuatro. Ambos dejaron hijos pequeños que crecerán sin ellos, bajo el peso de una historia familiar cruzada por la violencia.
En palabras de María Carolina Hoyos, hermana de Miguel y también víctima indirecta de esta cadena de tragedias:
«Miguel guerrero, esta fue la voluntad de Dios. No encuentro explicaciones, pero no me queda más que asumir este nuevo dolor con fe. Estoy segura de que nuestra mamá, que tanto te ama, te recibe hoy con los brazos abiertos.»«Se fue un hombre maravilloso que soñaba con un país donde ningún niño repitiera la historia que hoy su hijo está repitiendo«, dijo su esposa. Su muerte nos duele, sí. Pero también nos convoca.
La historia de los Turbay no es solo un relato familiar, es también un espejo del país. Durante décadas, Colombia ha sido escenario de muertes violentas que han cobrado la vida de periodistas, líderes políticos, sociales y ciudadanos comunes. La muerte de Miguel Uribe Turbay, como la de su madre, es un llamado urgente a revisar qué tanto hemos aprendido, y cuánto nos falta aún para garantizar que ninguna familia vuelva a sufrir este tipo de pérdidas.
En medio de la despedida, en la Catedral Primada y luego en el Cementerio Central, donde reposará su cuerpo, quedará también sembrada una pregunta que no deja de resonar: ¿Cuántos niños más deberán repetir esta historia para que Colombia diga “nunca más”?
Detalles del funeral
- A las 11:30 de la mañana de este 12 de agosto, el féretro será retirado del Congreso en medio de honores militares.
- A las 12:00 del mediodía se celebrará una misa privada en la Catedral Primada de Bogotá, transmitida por Focus Noticias.
- Posteriormente, el cuerpo será trasladado al Cementerio Central, donde reposará junto a otros líderes de la nación.
- En las primeras bancas estarán María Claudia, sus tres hijas, el pequeño Alejandro, Miguel Uribe Londoño y su hermana María Carolina Hoyos, quien despidió a su hermano con estas palabras:
“No encuentro explicaciones, pero no me queda más que asumir este nuevo dolor con fe… Vuela alto, Miguel de mi corazón, y descansa en paz.”
La vicepresidenta Francia Márquez asistirá en representación del Gobierno Nacional, junto a miembros del gabinete y delegados internacionales, incluidos representantes de Estados Unidos.
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Especial: Violencia política en Colombia – ayer y hoy
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