
Desde sus inicios como lanchero de la mafia hasta su metamorfosis en un próspero ganadero y líder del crimen organizado, la trayectoria del alias ‘Toño’ es un reflejo de los oscuros entresijos del mundo del narcotráfico. El narcotraficante invisible, como lo describen las autoridades, había logrado mimetizarse en la sociedad, desplazandose en camionetas blindadas de alta gama y escoltado de motocicletas, construyendo una vida aparentemente exitosa mientras operaba desde las sombras.
Su lujosa propiedad en Paratebueno era un verdadero paraíso criminal, donde ya contaba con la presencia de hipopótamos y otros animales salvajes traídos de África, en una clara imitación de los excesos de Pablo Escobar.
En este complejo recreacional, ‘Toño’ disponía de cuatro construcciones modernas, una piscina gigante, zonas de juegos y un exclusivo bar abastecido con una amplia variedad de licores importados. En las extensas praderas, pastaban caballos de paso fino y más de un centenar de cabezas de ganado, todo ello financiado por el narcotráfico. Durante la operación, le fueron incautados 40 millones de pesos, 3.200 dólares en efectivo, 8 pistolas, entre ellas 4 marca Five-Seven, 17 proveedores, 206 cartuchos y siete radios satelitales.
La captura de ‘Toño’ fue el resultado de una intensa colaboración entre instituciones nacionales e internacionales, que permitió descubrir su participación en el envío de grandes cantidades de droga a Venezuela desde pistas aéreas secretas en Meta y Casanare. Este narcotraficante había huido a Colombia tras una operación policial en Sucre, Venezuela, donde se desmantelaron centros de almacenamiento de drogas y se confiscó un impresionante arsenal.