Así viven más de 500 personas sin hogar en el aeropuerto de Madrid-Barajas

“No le importamos a nadie”:

En las terminales del aeropuerto Adolfo Suárez Madrid-Barajas, más de 500 personas sin hogar han encontrado, en medio de la adversidad, un lugar para pasar las noches. Lo que para muchos sería un espacio de tránsito, para ellos es un refugio improvisado y muchas veces la única alternativa ante la falta de vivienda y recursos.

Un refugio en medio del caos aeroportuario

Durante meses, las instalaciones del aeropuerto se han convertido en el hogar de cientos de personas que, por diversas razones, no tienen otro lugar a dónde ir. La problemática no es nueva, pero este año la visibilidad ha aumentado debido al notable incremento en el número de sacos de dormir y pertenencias que ocupan las terminales, especialmente en la T4.

Según un censo “secreto”  se contabilizan 412 personas viviendo en el aeropuerto, aunque estimaciones de ONG y autoridades locales elevan la cifra hasta las 500. Más de la mitad están empadronadas en Madrid y un 38% de ellas trabaja, a pesar de no contar con un hogar donde descansar.

Perfil de las personas sin hogar en Barajas

  • Número: Entre 400 y 500 personas.
  • Nacionalidad: El 74% son extranjeros provenientes de 33 países diferentes, principalmente de América Latina, África y Europa del Este.
  • Género: Predominan los hombres, representando el 78% de la población.
  • Situación laboral: Un 38% está empleado, aunque sin acceso a una vivienda segura.
  • Motivos: Las razones que los llevaron a esta situación son variadas: desde dificultades para encontrar alojamiento, pasando por procesos de solicitud de asilo, problemas de salud mental hasta la falta de recursos económicos.

La dura realidad detrás de las terminales

El día a día en el aeropuerto es una constante lucha por sobrevivir. La convivencia entre las personas sin hogar y los demás usuarios genera tensiones y conflictos. La falta de higiene, la exposición a temperaturas extremas y la imposibilidad de acceder a servicios básicos afectan la salud y bienestar de quienes allí viven.

Además, la inseguridad y episodios de violencia son frecuentes, incrementando la vulnerabilidad de esta población. “No le importamos a nadie”, lamenta un hombre de nacionalidad venezolana que ha pasado las últimas semanas durmiendo en una de las salas de espera de la T4.

Respuesta de las autoridades

Ante la creciente problemática, el Ayuntamiento de Madrid y Aena, gestor del aeropuerto, acordaron elaborar un censo oficial que permita identificar a todas las personas sin hogar en Barajas para brindarles asistencia social adecuada.

El alcalde de Madrid, José Luis Martínez-Almeida, confirmó que el censo estará listo para junio y permitirá ofrecer un seguimiento personalizado a cada persona, atendiendo sus necesidades específicas.

Mientras tanto, Aena ha implementado medidas de control en los accesos al aeropuerto, limitando la entrada por la noche solo a pasajeros con billete, sus acompañantes y empleados. En la primera noche de restricciones, se impidió la entrada a 150 personas sin hogar y se contabilizaron 170 pernoctando dentro.

La tensión política y social

La gestión de esta situación ha provocado un rifirrafe político entre el gobierno central, la Comunidad de Madrid y el Ayuntamiento, con debates sobre la responsabilidad y recursos necesarios para dar solución al problema.

“Este lugar es frío, inseguro y a veces cruel, pero es lo único que tenemos”, dice Ahmed, un marroquí de 32 años que llegó a Madrid hace dos años y perdió su casa tras quedar desempleado. “Aquí pasamos la noche con miedo, pero también con esperanza de que alguien nos escuche”.