Actor y director Kepa Amuchástegui, falleció a los 83 años

“Se nos fue, con un respiro lento y sereno, esta bellísima persona”, escribió su familia al anunciar, en la noche del martes 27 de mayo, la muerte de Kepa Amuchástegui. Actor, director, libretista y maestro. Voz entrañable del teatro colombiano. Rostro inolvidable de la televisión. Papá de Don Armando en Yo soy Betty, la fea y de tantos personajes que dejó en cada escenario, en cada set, en cada palabra dicha.

A los 83 años, el artista bogotano falleció rodeado del amor de los suyos, como lo había anticipado en uno de sus últimos mensajes públicos. El pasado 28 de abril, Kepa —con la lucidez y ternura que lo caracterizaban— se despidió de sus seguidores con un video en redes sociales. Habló con serenidad del cáncer que afectaba su vejiga y del desgaste físico que le impedía seguir grabando. Pero también agradeció, con la voz pausada, a quienes lo habían acompañado en el viaje de su vida.

Arquitecto de historias

Kepa Amuchástegui Eloizaga nació en Bogotá el 9 de diciembre de 1941, hijo de inmigrantes vascos. Se matriculó en arquitectura, pero fue en los pasillos de la universidad donde encontró su verdadera vocación: el teatro. Entró a un grupo estudiantil y pronto lo dirigía. Fue ese impulso el que lo llevó a París a formarse como actor y luego a Londres, donde trabajó con la prestigiosa Royal Shakespeare Company.

A su regreso a Colombia, en 1968, fundó el teatro La Mama, y desde entonces su vida fue un escenario continuo. Debutó en televisión en 1983 con La pezuña del diablo y construyó una carrera que se extendió por más de cuatro décadas. Participó en La ley del corazón, Garzón vive, La Pola, La casa de las dos palmas, entre muchas otras. También fue director de recordadas producciones como Pobre Pablo y El Fiscal.

Un padre de ficción, una figura real

Para toda una generación, Kepa fue Roberto Mendoza, el papá de Don Armando en Yo soy Betty, la fea. Su interpretación del empresario elegante, firme y sabio quedó grabada en la memoria colectiva, como parte esencial de una de las telenovelas más exitosas de todos los tiempos.

Sin embargo, su legado va más allá de un personaje. Fue un artista comprometido con la cultura, con la palabra, con la verdad escénica. Incluso en sus últimos años, se mantuvo activo, compartiendo cuentos, reflexiones y lecturas a través de redes sociales. Desde la pandemia, muchos lo redescubrieron en ese formato íntimo, cálido, tan propio de su estilo.

Una despedida con dignidad y arte

La velación de Kepa Amuchástegui se realiza este 28 de mayo en la Sala de Velaciones La Candelaria, en Bogotá. Su familia ha compartido la información con respeto y agradecimiento, fiel al espíritu con el que Kepa vivió y murió: en paz, con serenidad, con amor.

El 28 de abril, Kepa Amuchástegui compartió un emotivo video en sus redes sociales, en el que se despidió de sus seguidores. Con la sinceridad y calma que lo caracterizaban, explicó que su estado de salud ya no le permitiría seguir grabando. Reveló que padecía cáncer de vejiga, habló abiertamente sobre su diagnóstico, el tratamiento y el proceso que enfrentaba con valentía.

Murió un actor, pero queda un autor de memorias. Murió un director, pero sigue viva su puesta en escena de la vida. Kepa Amuchástegui ya no está, pero su voz, su mirada y su obra siguen resonando en cada historia bien contada.