Un operativo conjunto entre la Policía Nacional y la Fiscalía General de la Nación desmanteló una sofisticada red de explotación sexual que operaba en Cartagena disfrazada de servicios de spa en zonas turísticas. Doce personas fueron capturadas en el marco de esta investigación, que reveló la forma en que mujeres, principalmente refugiadas venezolanas y jóvenes de barrios vulnerables, eran explotadas sexualmente bajo el manto de “masajistas” en establecimientos lujosos.
Operativo y capturas
Las autoridades ejecutaron allanamientos simultáneos en sectores turísticos clave de la ciudad como el Centro Histórico, Manga, El Laguito, Crespo y Bocagrande. Los establecimientos investigados funcionaban como spa, pero detrás de esta fachada se escondía un lucrativo negocio de explotación sexual.
Doce personas fueron detenidas, entre ellas dos hermanos empresarios locales, un ciudadano extranjero y varias mujeres que, según las investigaciones, tenían roles de reclutamiento y logística dentro de la red.
Los cargos que enfrentan incluyen trata de personas, concierto para delinquir e inducción a la prostitución.
Modus operandi de la red
La red reclutaba mujeres, venezolanas y jóvenes de sectores vulnerables, bajo el pretexto de capacitarlas como masajistas. Sin embargo, pronto eran inducidas a ofrecer servicios sexuales. Los servicios eran promocionados en redes sociales a través de perfiles que simulaban agencias turísticas o centros de masajes corporales.
Uno de los spas ofrecía un catálogo de servicios para turistas nacionales e internacionales, donde se exhibían imágenes de las instalaciones y jóvenes uniformadas realizando masajes. Los precios por hora oscilaban entre 250.000 y 600.000 pesos colombianos (aproximadamente 60 a 160 dólares), dependiendo del paquete.
Entre las opciones estaban masajistas desnudas o en lencería, masajes con contacto corporal y lo que denominaban un “final feliz” — estimulación manual para el cliente.
Investigación y pruebas
Las autoridades han recolectado videos de cámaras de seguridad, testimonios de víctimas y seguimientos digitales para establecer el alcance y la estructura de esta red. Además, advierten que otros spas en la ciudad podrían estar involucrados en prácticas similares, ya que en algunos casos la publicidad pública difiere del servicio real que se ofrece dentro de las instalaciones.


