El secuestro de Lyan José Hortúa, un niño de 11 años, sacudió a Colombia y reveló una compleja red de violencia, mafia y traiciones que enlazan a su familia con un oscuro pasado criminal. Tras 18 días de cautiverio, la liberación del menor dejó al descubierto una historia mucho más profunda, que involucra vendettas mafiosas, asesinatos y una familia que ahora busca desesperadamente protección para salir del país.
El Secuestro y la Liberación
El pasado 3 de mayo, más de 10 hombres armados irrumpieron en el conjunto residencial donde vivía Lyan, en la zona rural de Jamundí (Valle del Cauca). Sin embargo, investigaciones confirmaron que el niño no era el objetivo principal del asalto.
Después de 18 días de cautiverio, Lyan fue liberado el 21 de mayo, tras el pago de al menos 4.000 millones de pesos, equivalentes a más de dos millones de dólares. Para retenerlo, sus captores hicieron una alianza con el Frente Jaime Martínez, disidencia de las Farc, encargada de custodiar al menor.
Horas más tarde se presentó el asesinato de Jesús Antonio Cuadros Osorno, primo del padrastro de Lyan, José Suárez, quien habría participado en la entrega del dinero del rescate. Cuadros Osorno fue asesinado el 22 de mayo en el barrio Bretaña, al sur de Cali, en un aparente ajuste de cuentas relacionado con una vendetta mafiosa.
Fuentes judiciales investigan si el secuestro y este asesinato están conectados con viejas rencillas dentro de la mafia local, vinculadas a la fortuna y bienes que la familia habría heredado del padre biológico de Lyan.
Un pasado sombreado por el narcotráfico y la violencia
José Leonardo Hortúa Blandón, alias “Mascota”, padre biológico de Lyan, fue asesinado en un consultorio odontológico en Cali en el año 2013, un mes antes del nacimiento de su hijo. “Mascota” fue lugarteniente de la organización criminal “los Rastrojos” .

Angie Bonilla, madre de Lyan, se volvió a casar y se convirtió en influencer en redes sociales bajo el nombre de Barbie Vanesa, una de las hipótesis es que antiguos miembros de “los Rastrojos” estarían reclamando los bienes heredados de alias Mascota.
Así es la lujosa vida de Barbie Vanessa, madre de Lyan José Hortúa

Carros rosados, joyas, viajes internacionales y un Lugoso estilo de vida: así es la vida de Angie Bonilla, conocida en redes sociales como Barbie Vanessa, madre de Lyan José Hortúa, el niño que fue secuestrado y cuyo caso conmovió a Colombia.
Con más de 132 mil seguidores en Instagram, Barbie Vanessa ha construido una imagen que combina lo excéntrico. En sus publicaciones, que recientemente han sido parcialmente restringidas, se la puede ver conduciendo un convertible rosado, luciendo prendas y accesorios en ese característico color y posando con looks que remiten al icónico universo de la muñeca Barbie. Su frase distintiva, repetida en múltiples posteos, era clara: “Me llaman Barbie Vanessa, pero no porque me crea muñeca”.
Sus viajes a destinos internacionales, cenas en restaurantes exclusivos y un estilo de vida ostentoso han llamado la atención de seguidores y críticos por igual.
La familia busca protección
Ante el peligro latente, los allegados a la familia Hortúa han solicitado protección y evalúan salir del país para preservar su seguridad. Familiares aseguraron que se pagó una suma millonaria para la liberación del niño.
¿Qué sigue?
Las investigaciones continúan abiertas y las autoridades buscan esclarecer los nexos entre los responsables del secuestro, el crimen de Cuadros Osorno.


