Casi un mes después de su muerte, la historia de Sara Millerey comienza a encontrar justicia. El primer capturado: Juan Camilo Muñoz Gaviria, alias El Teta, presunto integrante del grupo criminal El Mesa, señalado como uno de los responsables del brutal ataque que terminó con la vida de esta mujer trans el pasado 4 de abril.
Ese día, Sara fue arrojada aún con vida a la quebrada La García, en Bello (Antioquia), con sus extremidades fracturadas. Un acto de violencia tan atroz como meticuloso, que conmocionó al país. Días después, su cuerpo no resistió las heridas. La Policía lo calificó como un crimen de “homicidio agravado y tortura”.
25 días de rastreo, 126 horas de video, un nombre
Las autoridades no descansaron. Durante 25 días, investigadores de la Seccional de Investigación Criminal de Medellín, en coordinación con la Fiscalía, analizaron 126 horas de grabaciones de cámaras de seguridad, entrevistaron a cuatro testigos clave y rastrearon el recorrido de un vehículo sospechoso. Fue ese rastro —que cruzó por La Estrella, Bello y sectores de Medellín— el que llevó hasta El Teta. Un trabajo forense y estratégico que permitió emitir la orden de captura.
¿Un caso de «limpieza social»?
La hipótesis que empieza a surgir con más fuerza: que Sara no fue víctima del azar, sino de un ataque deliberado, impulsado por un supuesto “control social” que habría iniciado la banda El Mesa en los barrios Buenos Aires y Playa Rica de Bello. Según las versiones vecinos de la zona habrían pedido “limpiar” a personas como Sara.
El rompecabezas tiene más piezas
La captura de El Teta es apenas la primera. Según José Serrano, las autoridades tienen “una trazabilidad” de los otros seis presuntos implicados. Ya se han realizado allanamientos, revisión de antecedentes y recolección de nuevas pruebas. Los rastros forenses en el cuerpo de Sara, el análisis de cámaras, y, ahora, los posibles testimonios del capturado, son las herramientas clave para completar el rompecabezas.
El caso de Sara Millerey no es solo un crimen por resolver. por ahora, la justicia apenas ha dado su primer paso.


